Madrid.- Veinte años después de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra civil en El Salvador, el canciller Hugo Martínez abogó hoy en Madrid por un nuevo consenso entre los centroamericanos para hacer frente a la amenaza común que supone la violencia.
En su intervención en el foro de la Tribuna Iberoamericana, que organizan la Casa de América y la Agencia EFE, Martínez insistió en que la violencia y el crimen organizado que sacuden a El Salvador no pueden ser analizados como un problema aislado de su país.
«Todos sabemos que se ha convertido en una expresión trasnacional, que golpea no sólo a El Salvador, golpea a los diferentes países de Centroamérica, a México y a otros países», dijo el ministro de Relaciones Exteriores, que hoy se entrevistó con su colega español, José Manuel García-Margallo, en Madrid.
El Observatorio de Seguridad de la Organización de Estados Americanos (OEA) señaló en un reciente informe que el continente es la región del mundo con más violencia y que Centroamérica vive la peor situación con un promedio de 33,3 homicidios por cada 100.000 habitantes.
El Salvador es considerado uno de los países con mayores índices de violencia del mundo, con un promedio diario de homicidios de 12,34, según datos de la Policía Nacional Civil (PNC).
Las pandillas o maras, como son conocidas en Centroamérica, y el narcotráfico están detrás de mucha de esa violencia.
Martínez, de visita en España en el marco de las conmemoraciones por el vigésimo aniversario de los acuerdos que pusieron fin a doce años de guerra civil, rechazó la interpretación que vincula, de manera automática, la violencia actual con ese conflicto armado.
«Esa interpretación perdería fuerza si tomamos en cuenta que otros países vecinos, que no tuvieron conflicto armado interno por lo menos reciente, tienen unas expresiones de violencia incluso mayores», añadió.
Entre «los orígenes múltiples» de la violencia, Martínez destacó el hecho de que Centroamérica está ubicada «en un territorio de tránsito entre la zona que produce droga y la zona que consume droga y la zona que produce armas y la zona que consume armas».
«Si bien es cierto que hay un flujo de drogas hacia el Norte, también es cierto que hay un flujo de armas hacia el Sur», añadió.
Reconoció que la violencia es uno de los principales problemas tanto para los salvadoreños como para los centroamericanos.
De hecho, según una reciente encuesta, el 62 % de los salvadoreños considera que su país sigue «igual» o «peor» 20 años después de la firma de la paz y que la pobreza, la inseguridad y la falta de justicia siguen siendo las principales deudas.
«Hay viejas amenazas a la democracia y nuevas amenazas a la democracia que no se podían prever en un Acuerdo de Paz de hace 20 años, por ejemplo la amenaza del crimen organizado que acecha sobre la región, que era algo que, por muy visionarios que fueran los firmantes, era difícil de prever», dijo Martínez.
Y esas nuevas amenazas a la democracia «deben ser enfrentadas con un nuevo acuerdo entre los salvadoreños y las salvadoreñas, pero también con un acuerdo entre los centroamericanos», apuntó.
La violencia requiere de «muchos más consensos nacionales» y «un enfoque regional e, incluso, extrarregional de combate», insistió Martínez, que pidió ver los Acuerdos de 1992 no como «punto de llegada», sino como «punto de partida» en la transición democrática salvadoreña.
Además de la violencia, El Salvador, añadió Martínez, afronta otros desafíos, entre los que citó la pobreza, la igualdad de oportunidades, el cambio climático y la reparación de las víctimas de los derechos humanos de la época del conflicto.
En el otro lado de la balanza, añadió, figura «la estabilidad política» con que cuenta El Salvador veinte años después de los Acuerdos de Paz, de lo que es muestra la llegada al poder en 2009 de la antigua guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
La guerra civil en El Salvador dejó 75,000 muertos, 8,000desaparecidos y 12,000 lisiados.
terra.com.ar
Esta decisión busca fortalecer los lazos entre ambas naciones, en el marco de una política exterior que favorece la integración regional
Su estado se estabilizó después de un ataque de asma, según supo Le Nouvelliste por una fuente cercana al primer ministro
impactantes fotos de la tormenta Elliott que puso en estado de emergencia a varias regiones de EEUU