Rubalcaba, exvicepresidente del Ejecutivo y exministro del Interior con Zapatero, será el encargado de tratar de sacar al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de la crisis que le supuso su abultada derrota en los comicios del pasado 20 de noviembre ante el conservador Partido Popular, ahora en el poder en España.

Según el recuento de la votación de este 38 Congreso Federal del PSOE, Pérez Rubalcaba recibió 487 votos y Chacón 465, con dos votos en blanco y otro nulo.

Pérez Rubalcaba tendrá como una de sus prioridades tratar de mejorar los pronósticos de las encuestas ante las elecciones regionales de Andalucía, convocadas para el próximo 25 de marzo, que aventuran que el PP desplazará a los socialistas del poder.

En la defensa de su candidatura realizada poco antes de la votación, Rubalcaba afirmó que si era elegido secretario general del partido socialista ejercería un liderazgo fuerte.

Como muestra de esa fortaleza anunció que si el PSOE vuelve al Gobierno estaría dispuesto a replantar las posiciones socialistas de los últimos treinta años y romper el acuerdo de esas décadas con la derecha española, a la que acusó de «sistemáticamente vulnerar todos los consensos» en el mes escaso que llevan en el Gobierno.

Entre esas revisiones estaría, dijo Rubalcaba, los acuerdos con la Santa Sede, que ofrecen una posición de privilegio a la religión católica respecto a otros credos.

La unidad de los socialistas fue otro de los ejes de ese discurso, en el que también apostó por «el cambio con contenido» y por ofrecer un proyecto solvente y con credibilidad, que permita recuperar la confianza de la ciudadanía, empezando por los municipios.

Rubalcaba defendió el legado de Zapatero y le agradeció que en los últimos años supiera anteponer los intereses del conjunto del país sobre los de su propio partido.

La defensa «a toda costa» de los derechos sociales y civiles será otra de sus banderas, así como seguir profundizando en la igualdad de género.

También dijo que en los próximos meses convocará una conferencia de organización y propondrá revisar el sistema de voto rogado de los españoles en el exterior, que las últimas convocatorias electorales demostraron que fue un fracaso.

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