Moscú.- El primer ministro ruso, Vladímir Putin, se dio hoy el primer baño de masas de toda la campaña electoral ante más de cien mil personas con un encendido llamamiento al patriotismo, a falta de diez días para las presidenciales.
«No permitiremos que nadie se meta en nuestros asuntos y que nos imponga su voluntad, porque nosotros tenemos una voluntad que nos ha llevado siempre a la victoria», afirmó Putin durante un mitin en el estadio olímpico Luzhnikí.
Putin, que aún no había participado en ningún acto multitudinario durante toda la campaña electoral, apeló hoy al patriotismo más básico a la hora de pedir el voto en los comicios del próximo 4 de marzo.
«Ustedes y yo somos un pueblo ganador, lo llevamos en los genes, se transmiten de generación en generación, y ahora también ganaremos», dijo desde la tribuna.
Putin, que aseguró que el Día del Defensor de la Patria, que se festeja hoy en toda Rusia, es una fiesta muy especial para su familia, que perdió a muchos de sus miembros en la guerra contra los nazis, preguntó a los presentes: «¿Ganaremos?».
«Sí», respondieron al unísono los asistentes al mitin, que abarrotaban el principal estadio del país y le ovacionaron en repetidas ocasiones a Putin, el gran favorito a la victoria electoral, según los sondeos.
Los organizadores del acto montaron una tribuna y un graderío sobre el césped del Luzhnikí, que acogió esta semana el partido de Liga de Campeones entre el CSKA y el Real Madrid.
La afluencia de personas superó las expectativas de los organizadores, por lo que varias decenas de miles de personas tuvieron que ser trasladadas a un pabellón cubierto adyacente.
«Para nosotros no es suficiente con ganar las elecciones, ya que tenemos que superar un buen número de problemas que, como en otros lugares, no faltan. Se trata de la injusticia, los sobornos, la grosería de los funcionarios, la pobreza y la desigualdad», dijo.
Además, instó a los rusos «a no mirar al extranjero y a no traicionar a la patria», en alusión a los intentos de injerencia occidental, en particular de Estados Unidos, al que Putin acusa de instigar la ola de protestas opositoras de diciembre.
Putin incluso hizo un paralelismo entre la situación actual con la legendaria batalla de Vorodinó (1812), en la que el Ejército imperial ruso derrotó a las tropas francesas comandadas por Napoleón cerca de Moscú.
«La lucha por Rusia continúa. La victoria será nuestra. Aún tenemos mucho que hacer por nuestra patria. Y lo haremos apoyándonos en el talento de nuestro pueblo y en nuestra gran historia escrita con el sudor y la sangre de nuestros antepasados», proclamó.
Antes del mitin, unas 30.000 personas tomaron parte en una marcha pro Putin, que transcurrió durante tres kilómetros a orillas del río Moskova entre la estación de metro Frúnzenskaya y el Luzhnikí, antiguo estadio Lenin, cuya estatua aún permanece en sus inmediaciones.
«Putin, nuestro presidente», rezaba una de las pancartas que portaban los participantes en la marcha, que colapsaron algunas estaciones del metro y obligaron a cerrar el tráfico en varias calles.
Como en anteriores ocasiones, el Frente Popular de Toda Rusia, la plataforma electoral de Putin, no escatimó ningún medio administrativo a la hora de atraer al mayor número de personas de las regiones adyacentes a la capital a bordo de un ejército de autobuses.
La prensa volvió a denunciar que empleados de la administración pública y trabajadores de corporaciones estatales fueron obligados a asistir al mitin bajo amenaza de represalias o despido por parte de sus superiores.
En los andenes del metro se podía ver hoy a miembros de las juventudes del Kremlin con listas en la mano para organizar el traslado de los partidarios de Putin, en su mayoría mujeres y pensionistas, el principal granero de votos del primer ministro.
Putin se ha limitado durante la campaña a desglosar su programa en varios artículos en la prensa y a reunirse por todo el país con representantes de los diferentes sectores de la economía nacional, desde mineros a profesores, campesinos y obreros.
Además, ha propugnado varias medidas populistas de ayuda a las familias, aumento de las pensiones y otros subsidios, gastos sociales que superarán los cien mil millones de dólares.
Al mismo tiempo, ha aplazado hasta después de las elecciones algunas medidas impopulares como la reforma de la sanidad que, según los expertos, podría causar una ola de descontento, que sumada a las protestas opositoras, se convertiría en un peligroso coctel social.
Según el último sondeo del Centro de Estudio de la Opinión Pública, Putin ganaría las presidenciales en la primera vuelta con el 58,6 % de los votos.
La oposición no parlamentaria ha advertido de que si en las presidenciales se repite el fraude de las parlamentarias, lanzará una campaña de desobediencia civil con protestas indefinidas a escala nacional.
Por: feeds.univision.com
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