La misión en Haití de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA, por su sigla en inglés), alertó sobre la necesidad de proteger los campos de desplazados ante la eventualidad de inundaciones, así como de reforzar la seguridad para enfrentar la violencia y los asaltos sexuales.

En un documento, el director de la misión en Haití de OCHA, Nigel Fisher, especificó que las miles de personas que aún permanecen en los campos de refugiados son particularmente vulnerables a los brotes de cólera, epidemia que ha causado la muerte a más de 7.000 haitianos, así como los embates de la naturaleza, principalmente entre mayo y noviembre de cada año.

Aunque la población en los campamentos de desplazados ha disminuido considerablemente desde 2010, casi medio millón de personas aún viven en tiendas de campaña, recordó el diplomático.

Fisher explicó que Haití solo recibió el 55 % de los 382 millones de dólares en ayuda humanitaria aprobados por la comunidad internacional para ser destinados al país en 2011, lo que causó la eliminación gradual de proyectos de servicios esenciales en los campamentos y en las zonas afectadas de cólera.

Debido a esta falta de financiación, Haití ha sido seleccionado para recibir una asignación de emergencia de ocho millones de dólares a través del Fondo de Respuesta a Emergencias (CERF, por su sigla en inglés) de la ONU.

«Esta subvención permitirá responder a las necesidades prioritarias inmediatas, pero no será suficiente para que puedan afrontar los numerosos retos que demanda este año», acotó Fisher.

En el documento, la OCHA afirmó que los más de 50 millones de dólares requeridos servirán para asegurar coordinar y responder a los brotes de cólera, asegurar el suministro de agua potable, acometer la gestión de residuos sólidos y la promoción de la higiene en los campamentos aislados que no son capaces de acceder a los distritos de servicios básicos.

Asimismo, para proporcionar la ventaja de refugios temporales y los subsidios para la vivienda de alquiler con el fin de acelerar el ritmo de los esfuerzos por la reubicación de los desplazados a sus lugares de orígenes.

«Sin la financiación adecuada, las iniciativas de reubicación de las personas desplazadas corre serio riesgo de interrumpirse», aseguró Fisher, quien también alertó sobre el peligro que corre la existencia misma de cientos de miles de desplazados que viven en los campamentos.