Benedicto XVI pronunció estas palabras antes de recitar el rezo del Regina Caeli desde la ventana de sus estudio en el Palacio Apostólico del Vaticano ante miles de peregrinos y fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

En el tercer Domingo de Pascua, el papa subrayó la importancia de la Primera Comunión como el momento en que se imprime en la memoria el primer momento en el que se percibe la importancia del encuentro personal con Jesús.

«El Salvador nos asegura su presencia real entre nosotros, por medio de la Palabra y de la Eucaristía» y así como los discípulos de Emaús reconocieron a Jesús al partir el pan, así nosotros encontramos al Señor en la celebración eucarística», dijo el papa.

Y aludió a Santo Tomás de Aquino cuando explica que «es necesario reconocer según la fe católica, que todo Cristo está presente en este Sacramento … porque nunca la divinidad ha abandonado el cuerpo que ha asumido».

Tras el rezo, el obispo de Roma recordó que ayer, en México, fue proclamada beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento.

«Demos gracias a Dios por esta hija ejemplar de la tierra mexicana, que hace poco he tenido la alegría de visitar y que llevo siempre en el corazón», refirió el papa Ratzinger.

Al saludar a los peregrinos en varias lenguas, se dirigió en castellano al grupo llegado al Vaticano desde la parroquia de san José Obrero, de Móstoles (Madrid, España).

«En este tiempo de Pascua (…) aliento a todos a renovar el propio Bautismo y a vivirlo como una existencia nueva con Cristo a nuestro lado, que viene a nosotros personalmente, y al que podemos reconocer especialmente en los Sacramentos, para que fortalezca nuestra fe e incremente nuestra esperanza. Feliz domingo», finalizó en castellano.

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