El asesinato de mujeres por parte de bestias que ocupan cuerpos de hombres es imposible de reducir en República Dominicana tomando en cuenta la gran cantidad de monstruos que se desarrollan en el territorio nacional a falta de una verdadera educación, en el hogar y las escuelas, que esté basada en principios de valores sociales. Mientras esto no ocurra las campañas publicitarias en prensa, televisión y radio serán en vano.
República Dominicana se ha convertido en una selva repleta de salvajes y si quiere comprobarlo utilice un día cualquiera los servicios de los autobuses de la OMSA y se dará cuenta a lo que me refiero.
En una sociedad de salvajes es posible usar métodos salvajes para atemorizar a los violentos. Un ejemplo es que el organismo humano se inmuniza con una dosis mínima del mismo virus que pueda afectarnos.
Por eso propongo que se apliquen métodos salvajes y antiguos como uno que se denominó “La Picota” que dio resultados positivos para garantizar los intereses de los colonizadores en 1796. Ojalá que algún sector social se anime y somete un proyecto de ley por ante el Poder Legislativo para retomar “La Picota” contra los asesinos de mujeres.
A partir de ahí veremos si el gas pela y cuando a algún salvaje se le ahorque en una plaza pública estoy seguro que otros orangutanes frenaran sus instintos bestiales. Hagamos la prueba. ¿Qué nos cuesta probar?
“La Picota” tuvo su origen en una tradición española que llegó a constituir una verdadera institución del derecho penal.
Por Tito Valenzuela, Periodista y locutor
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