Libreville.– La gobernanza para África en el siglo XXI, junto con las condiciones de seguridad que deben facilitar la estabilización de la democracia en el continente fue el tema central de la última jornada del New York Forum Africa, que hoy se clausuró en Libreville.

Diversos expertos africanos debatieron sobre la situación actual del continente, y siempre en torno a una pregunta clave, que formuló la ministra de Exteriores de Ruanda, Louise Mushikiwabo: «¿Quién decide cómo se debe gobernar África?»

«A veces, alguien, en alguna parte, decide lo que es democrático; pero la democracia no depende de terceros, a quienes, por otra parte, no se ve por ninguna parte cuando empiezan los problemas», dijo Mushikiwabo.

En este sentido, la ministra ruandesa subrayó que «la honradez es la clave para la seguridad y el buen desarrollo del Estado», mientras que el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Jean Ping, se mostró muy optimista sobre la evolución de África hacia la democracia.

«Más de la mitad de los estados africanos tienen democracias ya consolidadas», dijo Ping, quien recalcó que «África está en vías de pacificación absoluta, incluso pese a crisis como la de Mali.»

La ministra ruandesa insistió en la idea de la implicación del estado en el bienestar de los ciudadanos, muy en particular en países como el suyo con un pasado trágico y turbulento, cuyas heridas se tratan de superar sin añadir mayores traumas.

«Necesitamos estados que respondan a las necesidades de los ciudadanos», dijo Mushikiwabo.

Por su parte, Jeffrey Gettleman, responsable para África oriental del periódico «The New York Times», manifestó que «la debilidad del estado» es uno de los factores clave para que se produzcan rebeliones de tipo secesionista como la de Mali, en cuya parte septentrional se han hecho fuertes los rebeldes tuareg, que el pasado abril proclamaron la denominada «república de Azawad».

A propósito del conflicto de Mali, Jean Ping fue taxativo y subrayó que «no se puede aceptar la ruptura» de ese país, al tiempo que indicó que los tuareg representan «grosso modo» un 14 o un 15 por ciento del total de la población maliense.

Dado que la rebelión del norte de Mali también parece tener un importante componente religioso, por cuanto que junto a los rebeldes tuareg parece haberse hecho fuerte en la región de Azawad el grupo salafista «Ansar al Din», la ministra ruandesa incidió en el problema de la religión cuando se convierte en un factor de conflicto.

«Los aspectos religiosos crean una especial inseguridad en el continente africano hoy en día», dijo la ministra, mientras que Ping se ciñó a las peculiaridades de la región del Sahel, en la que está enclavado Mali.

El Sahel, comentó Ping, «es una zona de tráfico de armas, de tráfico de drogas, incluso de tráfico de personas. La comunidad internacional está concernida en este asunto. Y no puede decir que no lo está, porque le afecta muy directamente».

Los expertos hicieron hincapié en la necesidad de reforzar la imagen de África ante el resto de la comunidad internacional, despojándola de tópicos y de ideas preconcebidas acerca de una supuesta ingobernabilidad o un complejo acceso a la democracia.

En este sentido la politóloga británica Hadeel Ibrahim recalcó que «los gobiernos deben dar a los ciudadanos una oportunidad en la sociedad y en el futuro. El progreso de la ciudadanía es esencial para consolidar sociedades democráticas».

El presidente de la Comisión de la Unión Africana insistió en la firmeza con que está avanzando la democracia en el continente y recalcó que no hace tanto tiempo muchos emitían pronósticos muy negativos en ese sentido.

«Hace apenas diez años, los economistas emitían pronósticos muy negativos sobre África, de la que decían que era un continente sin futuro, sin esperanza. Hoy, esos mismos economistas manifiestan que África es continente en crecimiento, en expansión», subrayó Ping.

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