Londres .- La Corte de Magistrados de Westminster denegó hoy la libertad condicional a Domenico Rancadore, el capo de la mafia siciliana que fue detenido en Londres este miércoles tras vivir casi dos décadas como prófugo con un nombre falso.

El jefe de la Cosa Nostra fue arrestado en virtud de una orden europea promovida por Italia, donde debe cumplir una pena de siete años de prisión por delitos de extorsión, tráfico de drogas y crimen organizado.

La defensa de Rancadore alegaba deficiencias formales en la orden de arresto, por lo cual hoy se emitió una nueva orden y se detuvo oficialmente de nuevo al líder mafioso en el interior de su celda.

Rancadore, un ex profesor de 64 años y padre de dos hijos, sembró según la Fiscalía el «terror» en Sicilia como uno de los líderes de una organización que «imponía sus normas y controlaba la zona, asesinando sistemáticamente a cualquiera que no cumpliera con la voluntad de los miembros de la organización».

El capo fue absuelto en 1993 por un tribunal italiano después de un juicio que se prolongó durante tres años.

El jefe mafioso se trasladó entonces a Uxbridge, un suburbio al oeste de Londres en el que ha vivido desde entonces bajo el nombre falso de Marc Skinner.

Seis años después, la Justicia italiana le condenó en ausencia por «conspiración mafiosa», una figura penal inexistente en el Reino Unido, motivo por el cual su defensa confiaba hoy en que el tribunal le otorgara la libertad condicional, debido a que ese era el término que se utilizaba en la orden de arresto original.

Según el Ministerio de Interior italiano, varios testigos arrepentidos identificaron a Rancadore como un miembro dirigente de una familia de la mafia de Palermo que desempeñó entre 1985 y 1993 años el papel de jefe de la Cosa Nostra.

«Lo conozco muy bien, es uno de los mejores vecinos que podrías tener. Han vivido aquí durante años. He visto crecer a sus hijos con los míos. No sé los detalles de esto, pero son las personas más simpáticas que te puedes encontrar», aseguró a la agencia local PA Joan Hills, una vecina de Uxbridge.

Fuente: Efe.com