El economista hizo la afirmación en la presentación de su más reciente libro, “Casi todo sobre la economía dominicana”, en Funglode
(Santo Domingo, 25 de julio de 2016). El economista Haivanjoe NG Cortiñas, al poner en circulación su nuevo libro: “Casi todo sobre la economía dominicana”, afirmó que dado las señales de agotamiento que muestran las variables que han promovido el crecimiento económico en el país, se requiere de un cambio en su modelo económico, si queremos aspirar a un crecimiento más sostenible y con mayor inclusión social.
El auditorio de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) fue el escenario de la presentación de la publicación, en un acto que se constituyó en masivo por la gran cantidad de profesionales que colmaron la sede, y por la repercusión de los comentarios en las redes sociales, al punto de convertirse en tendencia en la red social Twitter.
Marco Herrera, director ejecutivo de Funglode, dio inicio al acto con las palabras de bienvenida, seguido del economista principal de la institución, Frederic Emán Zadé. Al historiador Roberto Cassá correspondió comentar la obra y compartir parte del prólogo que escribió para ésta, en el cual pondera el aporte de NG Cortiñas al entendimiento de la realidad económica dominicana en la actualidad.
NG Cortiñas explicó en la puesta en circulación las principales ideas de su libro: “La magnitud del crecimiento mostrado por la economía en los últimos 20 años podría sugerirle a los hacedores de políticas públicas que el modelo económico implementado no necesita de cambios, esto pese a los grandes desafíos que tenemos en las áreas de la salud, educación, empleo, composición económica del gasto público, la trampa del endeudamiento, y ralentización de la producción real de bienes.”
Al respecto, agregó: “Pero como casi todo, o todo, los modelos económicos se agotan, sus señales están a la vista, pero muchos no la quieren ver, produciéndose así el fenómeno del flamenco rosado”, aseveró el economista.
Al ampliar su afirmación, NG Cortiñas, señaló que los indicadores del agotamiento que están a la vista pueden describirse de la siguiente manera:
El comportamiento de los niveles de pobreza general en el país ha sido zigzagueante, con incremento y disminuciones, pero siempre alta. Para el año 2000, el grado de pobreza se colocaba en 25.5%; mientras 15 años después, esto es, para 2015, se situó en 25.9%.
El alto nivel de pobreza que mantiene la economía dominicana se produce a pesar del crecimiento de su PIB, indicando ello que en tiempos de estabilidad, la pobreza persiste en grado alto, aunque menos alto que en períodos de fuerte contracción de la economía.
En lo relativo al nivel de inflación, ciertamente, la política monetaria presenta aciertos. Ha logrado incidir para que los precios se mantengan por debajo de lo establecido dentro del
programa monetario, tanto antes de asumir el método de la meta de inflación como después de haberlo adoptado.
La tasa de inflación se ha mantenido desde 2005 hasta 2015 en un dígito; sin embargo, aunque el objetivo de baja inflación se ha alcanzado, convive con un entorno de bajos salarios, tanto en el sector público como en el privado.
El salario nominal promedio de los sectores público y privado al 2015 era de RD$7,258, nivel por debajo del costo de la canasta básica de alimentos del quintil uno, que corresponde al de más bajos ingresos y que es de RD$13,091.
La alta presencia del sector informal en una economía es expresión de rezago en los niveles de desarrollo, dado que el mismo no está integrado plenamente a la formalidad del marco institucional, en términos de regulación económica, sanitaria, de seguridad industrial y social. La participación del sector informal dentro del total de empleo asciende al 56.0% de su tamaño, nivel lo suficientemente alto como para ser indicativo de que las políticas públicas no han inducido a una mayor formalización de la economía.
Pese a los avances del sector de la educación, los estándares de calidad que muestra son bajos. En general, de 148 países contemplados en el ranking de la calidad en la enseñanza, el país ocupa el número 146, la misma línea, el 74.6% de los estudiantes del tercer nivel está en el último lugar en América Latina, y entre los del sexto grado, el 55.8% se encuentra por debajo del promedio de la región.
El sector salud continúa presentando grandes desafíos, al mostrar una tasa de mortalidad de niños menores de 5 años de edad está por encima del promedio de América Latina, y el 40.0% de la población tipificada como pobre no es alcanzada por el régimen de subsidio de salud pública.
En América Latina y el Caribe, la mortalidad infantil por cada mil nacidos, en promedio, es de 15.6, en Dominicana es de 26.9; la mortalidad materna en la región es de 69.4, mientras la del país es de 106.3.
En cuanto al comportamiento del sector externo, en términos de balance del comercio exterior, mientras en 1994 el déficit ascendió a US$1,451 millones, en 2004 subió a US$1,952 millones; para elevarse más en 2014, al colocarse a más de US$7 mil millones.
El gasto público ha sido factor clave para el crecimiento económico, mientras para 1994 ese tipo de gasto representaba el 11.6% del PIB, en 2014 se eleva a 17.6%, por el lado de su comparación con el tamaño de la economía nominal, esta se multiplicó por 15; en cambio, el gasto público lo hizo por 20.
El aumento del gasto público durante el período 1994-2014, se ha producido en un entorno de que cuestiona parte de la prioridad del gasto, al pasar de 5.0% del PIB en 1994 al 14.8% en 2014; en cambio, el de capital disminuyó, al moverse de 6.6% a 2.8%, también con relación al PIB para los mismos años.
El incremento del financiamiento presupuestario ha inducido a que la carga de los intereses, como uno de los componentes del gasto corriente, pase de 4.7% en 1994 a 17.1% en 2014. Si bien es cierto que el país ha cumplido con el servicio de la deuda pública, no menos cierto es que el gobierno se ve cada vez más limitado, en términos de apropiación presupuestaria, para destinarlo a fines sociales y de inversión, razón que explica en parte la caída del gasto de capital y los desafíos que persisten en materia social.
El gasto en salud pública, como porcentaje del PIB, ha evolucionado en 0.8% desde 1994 a 2014; sin embargo, dados los débiles indicadores de desempeño que muestra el sector podría ser demostrativo de que no está recibiendo los recursos económicos necesarios para atender la demanda de ese servicio.
En términos sectoriales, la participación del sector agropecuario dentro del PIB total se ha reducido en forma sistemática, al descender de 9.3% en 1994, a 6.3% en 2004, y posteriormente a 5.8% en 2014; de manera que durante ese lapso, la pérdida se ha situado en 3.5%.
Lo propio le ha acontecido al sector industrial. Su contribución al PIB ha decrecido de 31.3% en 1994 a 25.0%, para una caída de 6.3%.
En contraposición, el sector servicios presenta un incremento notable durante el período 1994-2014, de 12.1%, al elevarse de 50.2% a 62.1% dentro del PIB; de manera que el espacio perdido por los sectores agropecuario e industrial lo han ganado los servicios, ilustrando que el modelo económico del país se ha volcado hacia estos.
La participación ganada por el sector servicios vs el agropecuario e industrial, perjudica a la generación de empleo, dado que entre ambos sectores, la población ocupada se coloca en alrededor de 25.0%, alimentando por esa vía la rigidez en el alto nivel de desempleo, que rondaba el 14.0% a 2015, similar a la registrada en 2000, que tuvo 13.9%.
Los datos mostrados permiten sostener lo dicho: que el modelo económico del país presenta niveles de agotamiento, y que salvo que se quiera depender cada vez más del sector servicios, necesita de un cambio de rumbo, donde la producción real tenga un mayor aporte, como motor de la economía, especialmente por el lado del empleo, la generación de divisas, la oferta alimentaria de origen nacional, en sus componentes agrícola y agroindustrial; así como que se induzca a una mayor formalización de la economía, a fin de que los empleos generados puedan insertarse en el grado de institucionalidad económica del país.
El modelo económico debe descansar más en la capacidad exportadora y la inversión extranjera y menos en el endeudamiento externo; más inversión bruta interna y menos gasto corriente. Que los compromisos de gasto público se condicionen a los ingresos corrientes
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