SANTIAGO DE CUBA, Cuba (Reuters).- Los restos del líder cubano Fidel Castro recibirán sepultura la mañana del domingo en el cementerio de Santa Ifigenia, en la oriental Santiago de Cuba, la ciudad desde donde lanzó una revolución que lo llevó al poder y lo convirtió en un personaje legendario de la izquierda latinoamericana.
Tras recorrer en caravana la isla que gobernó por casi medio siglo, las cenizas de Castro, quien falleció el 25 de noviembre a los 90 años de edad, descansarán a pocos metros de los restos del héroe independentista José Martí y de otros próceres y mártires cubanos que fueron su inspiración.
“Desde que se conoció la noticia del deceso del líder histórico de la revolución cubana, el dolor y la tristeza se adueñaron del pueblo”, dijo su hermano menor y sucesor en la presidencia, Raúl Castro, la noche del sábado.
Horas después, la televisión cubana dijo que la ceremonia de inhumación será privada y familiar, con la presencia de algunos invitados especiales.
“En nombre de nuestro pueblo, del partido, del Estado y de los familiares, reitero el agradecimiento más profundo por las incontables muestras de afecto a Fidel, sus ideas y su obra que continúan llegando desde todos los confines del planeta”, agregó el mandatario rodeado de otros líderes de izquierda que asistieron a una masiva ceremonia de honor en una plaza.
Millones de personas a lo largo de los pueblos y ciudades que atravesó el cortejo fúnebre lo despidieron con lágrimas, banderas de Cuba, mensajes pintados en sus rostros y coreando “yo soy Fidel”, la consigna más repetida en los cuatro días de cortejo fúnebre a través de los 1.000 kilómetros que separan La Habana de Santiago de Cuba, su última morada.
LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ
Muchos de ellos portaban fotos de Castro, que inspiró un movimientos de insurrección a lo largo de América Latina en diferentes etapas de su vida. No abandonó su retórica política severa ni siquiera siendo un anciano, cuando ya había dejado de usar su tradicional uniforme verde olivo y solía aparecer con indumentaria deportiva.
“Es un orgullo para nosotros que esté aquí, al lado de Martí”, dijo Ernesto Matamoros, un administrador de 61 años de una empresa estatal. “Santiago es la cuna de la revolución”.
Fue desde Santiago de Cuba desde donde Castro y su grupo de guerrilleros barbudos lanzaron en 1953 el fallido asalto al Cuartel Moncada, que marcó el inició de la revolución que coronó en 1959 con el derrocamiento de Fulgencio Batista.
Allí pronunció la famosa frase “La historia me absolverá”, en su defensa ante el tribunal que lo juzgaba por el asalto al cuartel y que duró varias horas, un anticipo de lo que serían sus maratónicos discursos como gobernante.
Si bien la Cuba que dejó Castro ha sido reconocida por su sistema de salud universal y por lograr la erradicación del analfabetismo, también ha sido duramente criticada por mantener a raya a la oposición e instaurar un régimen de partido único.
A pesar de estar alejado del poder desde el 2006 cuando lo cedió su hermano por problemas de salud, Castro siguió fustigando, en artículos de opinión, a su enemigo ideológico Estados Unidos, con quien Raúl restableció relaciones diplomáticas en el 2015.
Pero el recién electo presidente de Estados Unidos, Doland Trump, al enterarse de la muerte de Castro lo llamó “brutal dictador” y amenazó con echar por tierra el acercamiento iniciado por el saliente Barack Obama, algo que probablemente habría irritado a Fidel.
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