MADRID. Varios fotógrafos y periodistas se agolpaban el pasado 4 de septiembre a las puertas de la Ciudad de la Justicia de Valencia para hablar con Javier Sánchez Santos, que acudía con su abogado, Fernando Osuna, a presentar una demanda de paternidad contra Julio Iglesias. Entre los documentos que aportó se encontraba una copia de la prueba de ADN que un detective habia conseguido en Miami y cuyos resultados confirman que existe una coincidencia genética de un 99 por ciento entre Julio Iglesias y este valenciano de 41 años.
«Cuando conseguimos la prueba de ADN y dio positivo, para mí era muy importante que nos pusiéramos en contacto con los abogados de Julio Iglesias, porque yo no quería que este asunto se hiciera público, quería llevarlo todo en privado», cuenta Javier Sánchez en conversación telefónica con ABC. «Mandamos unas cartas a los abogados y se pusieron en contacto con nosotros desde Washington, nos dijeron que no querían saber nada, que hiciéramos lo que teníamos que hacer y que nos veíamos en los juzgados. Eso fue para mí un palo más, porque con la prueba de ADN yo pensaba que recapacitarían y verían que no hay motivos para seguir negándose».
Han pasado tres meses desde que Javier presentó la demanda y no tiene ninguna notificación del Juzgado de Primera Instancia número 13, el único tribunal que lleva temas de filiación en Valencia. Al parecer, según fuentes del Consejo General del Poder Judicial en Valencia, el juzgado «no ha resuelto aún sobre la admisión a trámite de la demanda. El Juez ha pedido testimonio (es decir, copia) de lo realizado por un juzgado de Marbella» en 2004. «Es un caso complicado, que ya ha sido juzgado. Siempre queda un halo de esperanza, de confiar en la Justicia, que el magistrado vea los errores que hubo en el pasado, admita la demanda y pida algo tan sencillo como una prueba de ADN. Nosotros ya la aportamos, creo que es motivo suficiente como para que por fin se haga justicia», argumenta Sánchez.
Para entender este caso hay que remontarse a 1992, cuando Javier tenía 13 años y supo por su madre, la bailarina portuguesa María Edite Santos, que Julio Iglesias era su padre y que iba a presentar una demanda civil de paternidad contra el cantante. El Juzgado de Primera Instancia número 13 de Valencia pidió en dos ocasiones a Iglesias que se sometiera a una prueba de paternidad y él se negó. En el trámite del procedimiento, el juez no podía obligar al cantante a someterse al test de ADN y, ante la doble negativa, existían indicios de la paternidad de Iglesias. Además, Edite presentó otros testimonios por los que le dieron la razón.
Los abogados de Julio recurrieron la sentencia ante la Audiencia Provincial de Valencia alegando «errores de forma»: que al cantante no se le había notificado personalmente que debía realizarse la prueba. Dijeron que los trámites se habían realizado a través de su representante legal y del sheriff de Miami, pero que a él personalmente no le habían dicho nada. El Tribunal consideró que una paternidad era algo muy serio y revocó la sentencia anterior para darle la razón a Julio. Edite recurrió este fallo ante el Tribunal Supremo, que dio carpetazo al asunto en 1999 manteniendo la sentencia de la Audiencia Provincial. En 2004, siendo ya mayor de edad, Javier presentó una nueva demanda en el juzgado de Marbella, que se desestimó al considerarse que ya era una cosa juzgada y no podía tratarse como un caso nuevo aunque el demandante fuera otra persona.
«En el proceso que inició mi madre recuerdo que Julio contrató a un grupo de detectives que me siguieron a mí y a mi familia. Además consiguió que dos hombres, que mi madre no conocía de nada, firmasen una declaración ante notario donde afirmaban que se habían acostado con ella en las mismas fechas en que Julio y ella habían mantenido relaciones sexuales y, por tanto, también podían ser mis padres», dice Javier. «Todo eso fue aceptado por el tribunal. Fue algo increíble y absurdo, pero sucedió».
«Sabíamos que estábamos luchando contra alguien poderoso, lo que no podía imaginarme es que esta persona estaba haciendo todo lo posible por no saber nada de mí», argumenta Javier. Y añade: «Yo debo ser para Julio su mayor error, pero no voy a pedir perdón por haber nacido porque no tengo la culpa. No va a conseguir que me sienta culpable por haber nacido». Por «pura lógica», Sánchez cree que Julio comprobó por su cuenta la filiación: «Imagino que los detectives que contrató consiguieron una muestra de mi ADN, porque él nunca demandó a mi madre y no quiso someterse a las pruebas. A las personas se les mide por cómo afrontan los problemas y Julio con esto demostró más ser un truhán que un señor».
La situación en 2017 es distinta. Javier ha iniciado un proceso nuevo donde presenta una prueba de ADN que confirma la filiación. Según explica el abogado Osuna, «lo importante ahora es saber la verdad material científica. La filiación es un derecho constitucional que prevalece frente a la cosa juzgada, lo que hay que hacer ahora es debatir una prueba de ADN». Si esta demanda no se admite, pretenden llegar hasta el final. «Si hace falta, esto terminará en el Tribunal de Estrasburgo», sentencia el letrado.
Durante el tiempo que su madre litigó en los tribunales, Javier sufrió acoso escolar, cambió dos veces de instituto y acabó abandonando los estudios. «Al día siguiente de que la noticia saltara a los medios, se hizo un silencio horrible en el patio de mi colegio cuando llegué. Entonces entendí que mi vida ya no iba a ser igual. Tenía 13 años, estaba en octavo de EGB, era buen estudiante y un chico tranquilo. Desde entonces cada dos por tres me estaba pegando con alguien, la gente de otros cursos me insultaba». Optó por dedicarse a la música, que le gustaba desde antes de saber quién era su padre, y estudió piano y canto. Tras lanzar «Soy como tú», grabó en Los Ángeles «Lucha y verás». Para este segundo disco se puso a las órdenes de Roberto Morales, que había compuesto muchas de las canciones de los dos primeros discos de Enrique Iglesias, ambos con un Grammy. Se llegaron a vender 200.000 copias de «Lucha y verás» y uno de los temas del álbum abría «Bailando entre las nubes», la telenovela de más éxito en Brasil.
«Fue una etapa muy bonita. Viajé por toda América y coincidí en los escenarios con Chayanne, Shakira, Juan Gabriel…». Llegó a estar en la lista Billboard de música latina de EE.UU. en 1999, en el puesto número 20, al tiempo que Enrique Iglesias se instalaba en el número 12. «Había una batalla en la radio porque los dos habíamos sacado disco y todas las semanas estaban mirando quien de los dos iba por delante». ¿Coincidió con Enrique Iglesias en algún momento? «Nos presentó una amiga en común en Miami y él me dijo: “Tenía muchas ganas de conocerte”». Con Julio José Iglesias Jr. ha coincidido más: «En Los Ángeles me presentó a sus amigos y a su actual mujer como su hermano. Incluso llegó a decirme que le hacía mucha gracia cuando me veía en la televisión porque le recordaba mucho a un primo suyo, que es primo mío también, claro». Aún así, no habló nada más con él sobre el tema: «Quise hablar con él luego, en la fiesta a la que íbamos después, pero nos perdimos y ya no llegué nunca a esa casa».
Al año y medio de iniciar su aventura en el mundo de la música, «todo se paralizó». «Hubo cambios en Caiman Records y despidieron al presidente que había firmado conmigo. Dieron el redit a todos los artistas menos a mí y a otro, que justo éramos los que más vendíamos». Pese a que llevaba poco tiempo Javier no intento irse a otra discografica «Me dio mucha rabia, porque estaba comenzando a disfrutar de la vida. Caí en una pequeña depresión y dije que ya no cantaba más».
Hace menos de un año, Javier volvió a Valencia con Chiara, su mujer, y montó una tienda de productos de alimentación para deportistas. No sabe qué ocurrirá en este nuevo proceso, afirma que todo esto lo hace por su madre y que el dinero de Iglesias le «da exactamente igual». Imaginando un hipótetico encuentro con Julio Iglesias, Javier ya tiene respuesta a la pregunta sobre qué le diría. Ha tardado muchos años en saberlo: «Le preguntaría cuál ha sido el motivo que le ha llevado a rechazarme por tantos años. A lo mejor él no lo sabe, pero eso me ha producido un daño irreparable». Casi 20 años después de que su madre comenzase a luchar por su filiación, Javier ahora afronta este tema desde la tranquilidad: «Espero que se haga justicia. De alguna manera ya he sentido un alivio muy grande porque, pase lo que pase, hay una prueba que dice que soy hijo de Julio Iglesias». ¿Le gustaría que Julio le reconociera y tener algún tipo de relación con él en el futuro? «Claro que sí, me encantaría. La pregunta es muy bonita, la respuesta también, pero no creo que suceda».
Jordi Llunas, más conocido como Jordi, a secas, ha lanzado una nueva canción. El artista español es uno de los cuatro hijos del gran Dyango y comenzó su carrera a finales de los años 90 con hits como “Desesperadamente enamorado”. Actualmente reside en Miami, donde es una persona muy querida en el ambiente artístico. Heredó […]
El artista nacionalizado dominicano Ricardo Montaner denunció que su casa en Samaná fue vandalizada por dos personas. La estrella de la canción romántica compartió imágenes en su cuenta de Instagram, donde se le ve a un hombre pintando las paredes de la propiedad con pintura de color rojo, mientras una mujer posa a la cámara riéndose. “La persona que […]
Santo Domingo.- La Alianza Dominicana Contra la Corrupción (ADOCCO), acusó a la saliente ministra de Cultura, Milagros Germán, de montar un “festín” con los recursos del ministerio que manejó por más de tres años, específicamente en el montaje de la Feria Internacional del Libro, correspondiente a los años 2023 y 2024, otorgándole contratos a empresas bajo […]