Es muy extraño lo que esta ocurriendo con los que en estos momentos caminan por el país, promoviéndose como precandidatos a la presidencia de la República, y es que todos sin excepción hablan de la probabilidad de la reelección del Presidente Danilo Medina, como si esto fuera una precondición para sus posibilidades y estuvieran ansiosos por descubrir cuales serán sus palabras el próximo mes de marzo.
El fantasma de la repostulación de Danilo, parece que es lo que esta en la cabeza de Leonel, cuando dedica gran parte de su discurso en el acto del día de ayer, a dar vueltas con un lenguaje lenguaje figurado y rebuscado sobre la constitución, sin atreverse a mencionar la temida palabra reelección.
Lo mismo hace Luis Abinader quien preconiza una época ¨fatal y catastrófico¨ para el país, si es que el actual presidente se le ocurre siquiera el plantear presentarse, cosa que es difícil se entender, porque se supone que si esto fuera así, sus posibilidades de ganar las elecciones subirían exponencialmente.
En el caso de Leonel y su millón de firmas, la verdad es que parece olvidársele, que el mismo de su puño y letra firmó un acuerdo, como presidente del partido de gobierno, y junto con el resto de los miembros de su comité político, aprobaron una propuesta para reformar la constitución en el año 2015, que abrió las puertas a un proceso de reelección.
Eso significa que una reforma constitucional ni es un delito, ni es un problema, solo se necesita la voluntad de proponerla al congreso, y ese documento legal del cual se habla como si fueran las Sagradas Escrituras, puede ser modificado por la metodología que esta misma incluye en su articulado.
Es decir, la deificación de la constitución como si fuera algo pecaminoso el solo pensar en cambiar los términos de la elección de un presidente de la República, es un argumento retórico inaceptable por una realidad, la de que los que hoy en día son tan militantes en que no haya una revisión constitucional, son los mismos que se han reelegido en cargos partidarios y gubernamentales.
Siempre hemos dicho que la reelección de un presidente en ejercicio depende de tres decisiones, la primera es que la persona que ejerce el cargo decida presentarse de nuevo, es decir, una decisión que parte de la intima convicción de un presidente de que debe continuar porque siente que puede seguir sirviéndole a su país desde el cargo que ocupa.
En el caso de la República Dominicana después de la era de Trujillo, en unas ocasiones han dicho que NO, caso de Antonio Guzmán y Jorge Blanco, y en otras han dicho que SI, como los casos de Joaquín Balaguer, Leonel Fernandez, Hipolito Mejía y Danilo Medina, en cada caso particular se produjo una decisión personal.
La segunda condición es que su partido decida presentarlo como opción.
En nuestro caso y con la nueva Ley de Partidos, serán los votantes internos o universales los que decidirán a quien quieren como candidato, en los casos de Guzman y Jorge Blanco, a pesar de que existían grupos internos de sus partidos que les plantearon la reelección, pareció para ambos un imposible, por la enorme impopularidad que se crearon desde los gobiernos que encabezaron.
Y la tercera condición es que no se quede en solo una repostulación.
Lo que quiere decir que usted puede decidir presentarse, su partido elegirlo y no ser reelecto, como le pasó a Joaquín Balaguer en 1978 y al Hipolito Mejía en el 2004, fueron repostulados pero no reelectos.
Todo esto nos muestra que una reelección es un proceso que se va madurando a medida que transcurre un gobierno, y depende de escenarios que se van construyendo en el tiempo para concluir, como todo en la actividad política, haciendo lo que conviene, según el criterio de quienes lo planteen.
Entonces si esto es así, nos parece algo irracional el salir corriendo como caballos desde una gatera detrás de la presidencia de la República para las elecciones del año 2020, antes de que el Presidente Danilo Medina anuncie cual es su decisión, porque pareciera que el es el candidato a vencer si decidiera presentarse a la reelección.
Decimos esto porque si no lo fuera, Luis Abinader, que se supone es un aspirante de un partido de la oposición, debería ser el principal promotor de la repostulación de Medina, ya que si este es tan impopular y mal gobernante, seria muy fácil derrotarlo en las próximas elecciones.
Pero parece que no es así, porque Abinader asume el discurso tremendista y radical de los que parece se asustan solo de pensar en que Danilo podría decidir presentarse nueva vez, cuando visualiza un escenario ¨fatal y catastrófico´, casi apocalíptico, si se presenta este escenario, lo que deja entrever el terror que tiene a una decisión de este tipo.
Y es que nada de esto va a pasar, lo cierto es que la oposición conoce su realidad, si el actual presidente decidiera en su intima convicción personal, plantearle al país y a su partido una nueva repostulación, ni habrá catástrofe ni fatalidad, simplemente se les achicaran a todos los candidatos contrarios al gobierno las posibilidades de ganar las elecciones del año 2020.
Este es el escenario al día de hoy, no sabemos porque a los dominicanos les gusta tanto perder el tiempo, si la decisión de Danilo es lo fundamental, entonces ¿porqué no esperar a marzo o cuando sea para hacer números y trazar planes? ¿o es que de verdad el factor decisivo para las próximas elecciones sigue siendo el actual presidente?.
Las respuestas a esas preguntas tendrán que esperar.
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