BuzzFeed News investigó sobre Truvada, la primer droga aprobada en los Estados Unidos para prevenir el VIH. En este artículo, te mostramos los experimentos que se hacen en el mundo con la “píldora azul”.
La píldora diaria Truvada, utilizada para prevenir el VIH mediante lo que se conoce como profilaxis previa a la exposición (PPRE) fue aprobada en 2012 en los Estados Unidos, fue utilizada en Colombia como tratamiento (no en forma preventiva) y se vende en España. Los estudios mostraron que al tomarse diariamente, Truvada reduce las posibilidades de contraer VIH al menos un 92%.
Desde su lanzamiento, se presentó a la droga como la clave para contrarrestar el aluvión de nuevos contagios de VIH. Pero también carga con un estigma. Hay quienes relacionan la droga con un libertinaje promiscuo, y temen que se olviden los efectos devastadores del SIDA. A continuación, BuzzFeed News explican los resultados de diversos estudios sobre la seguridad y efectividad de esa famosa píldora azul que puede prevenir que la gente se contagie el VIH.
Los estudios muestran que cuando se toma todos los días, Truvada (la pastilla utilizada para prevenir el VIH mediante la profilaxis previa a la exposición o PPRE) reduce el riesgo de contraer VIH al menos en un 92%. Resulta difícil precisar la cantidad de gente que respetará el régimen de una pastilla por día recomendado por el CDC.
BuzzFeed News habló sobre los estudios de la PPRE con Albert Liu, director de investigaciones para el programa de prevención de VIH del departamento de salud pública en San Francisco, e investigador en jefe en una de estas investigaciones.
Liu supervisó 557 pacientes (hombres que tienen sexo con otros hombres, o mujeres transgénero) en clínicas de San Francisco, Miami y Washington D.C.. El estudio ofrecía un año de dosis de Truvada, exámenes para enfermedades de transmisión sexual, asesoramiento y monitoreos clínicos. A cambio, algunos de los voluntarios se sometieron a extracciones de sangre de rutina para medir su adhesión al consumo de la droga.
Luego de un año usando Truvada, el estudio reveló que un 63% de los voluntarios mostró niveles de droga en la sangre correspondientes a haberla tomado cuatro o más veces por semana.
Aunque cuatro veces por semana es una dosis menor que la recomendada, los resultados parecían ofrecer altos niveles de protección en hombres homosexuales. Sólo dos pacientes contrajeron VIH durante el estudio, y sus niveles de sangre indicaron que nunca tomaron la droga.
«Creemos que las dosis diarias dan más permisividad, y también estimulan una rutina diaria para tomar la píldora, lo cual es bienvenido por mucha gente», dijo Lui.
En otras palabras, si bien una dosis diaria es la mejor garantía para prevenir el VIH, saltarse una sola dosis no te va a poner en riesgo.
Los resultados de Liu también mostraron que la mayoría de los hombres homosexuales y mujeres trans pueden incorporar Truvada a sus rutinas de salud de un modo efectivo.
La resistencia a Truvada vino de algunas figuras populares que instalaron la idea de que la pastilla provocaría que se tenga más sexo con menos condones.
Pero que los hombres homosexuales incluyan su status PPRE en Grindr no conduce a una mayor cantidad de sexo riesgoso. La realidad es que mucha gente ya toma riesgos, con o sin Truvada.
«Aquí se ve al moralismo latente», dijo Warren. «¿Qué pasaría si todos utilizaran PPRE y dejaran de usar condones? Bueno, si todo el mundo usara condones, compartiría esa preocupación, pero si eso fuese cierto no tendríamos esta epidemia».
Tanto Liu como Warren remarcaron que no existen estudios sobre PPRE que hayan demostrado una correlación entre ésta y un sexo arriesgado. El estudio de Liu, en el que se pidió a los voluntarios que informen sobre su cantidad de parejas sexuales, mostró una disminución en la cantidad de parejas a lo largo de los tres meses de informes: se bajó de 11 a 9 parejas. La cantidad de sexo sin condón se mantuvo estable.
En estudios previos tampoco se encontró un aumento en la cantidad de parejas sexuales por usar Truvada.
Según Liu, la baja en la cantidad de parejas sexuales puede haber tenido que ver con el hecho de que usar una medicación diaria pone a mucha gente en contacto con el sistema de salud, y quizás las vuelve más cuidadosas a la hora de tomar decisiones que podrían tener un impacto en su salud.
«Lograr que una persona asista a una clínica cada trimestre para analizarse por VIH es una avance enorme», dijo Warren. «Es algo que de por sí deberíamos celebrar».
«Este es otro de los muchos de los errores sobre de la PPRE basado en un estigma», dijo Warren. Pero la ciencia es simple: no puedes tener una resistencia a la droga si no estás infectado con VIH.
Como la PPRE es para que la usen las personas que no tienen VIH, no existe un virus en su sangre que desarrolle una resistencia a Truvada. «En resumen: sin infección, no hay resistencia», dijo Warren.
Hubo casos aislados de resistencia durante evaluaciones de PPRE, cuando una persona estaba infectada con VIH «en forma aguda»: es decir, cuando el contagio sucedió hacía pocos días o semanas, período durante el cual los análisis no se muestran un resultado positivo. Se podría recetar una PPRE a una persona con este tipo de infección de VIH oculta, y eso podría conducir a una resistencia a la droga, pero hay pocas posibilidades de que suceda, y se lo podría detectar con rapidez.
En el estudio de Liu hubo tres pacientes con infecciones agudas. Uno de ellos desarrolló una resistencia a uno de los componentes en Truvada, pero se lo detectó rápidamente y se lo cambió a un tratamiento de VIH. Hoy, su infección de VIH está completamente suprimida.
«Resalta lo importante que es descartar una infección VIH aguda antes de comenzar a usar una PPRE», dijo Liu.
Investigadores de todo el mundo trabajan en unos 35 «proyectos de demostración»como el de Liu, que analizan cómo se usará Truvada en el mundo real, enfocándose en fragmentos de la población con alto riesgo de contraer VIH. Algunos experimentos se realizan actualmente en Brasil.
Los grupos de prueba incluyen hombres y mujeres heterosexuales en Botswana, jóvenes negros en el área de la bahía de California, personas adictas a drogas inyectables en Tailandia, trabajadores sexuales mujeres y transgénero en India y parejas estables de Nigeria en las que uno de ellos es VIH positivo y el otro negativo.
En cada una de estas situaciones, la píldora por sí sola no bajará las tasas de infección de VIH. Cada situación requerirá que los investigadores apliquen estrategias de contacto específicas con el fin de encontrar a las personas en riesgo y hablar con ellas para descubrir el mejor plan de acción.
En los Estados Unidos, por ejemplo, los hombres negros y latinos son menos propensos a tomar Truvada que otros grupos, a pesar de que ambas poblaciones están muy afectadas por el VIH.
El estudio de Liu mostró índices menores de adhesión entre hombres negros; según él, debido a problemáticas de «estigmatización, discriminación y factores sociales».
A diferencia de los condones, la PPRE sólo previene el VIH. Las personas que tienen sexo sin protección deben cuidarse de otras enfermedades venéreas, aunque usen Truvada.
Los índices de enfermedades de transmisión sexual (ETS) en la población del estudio de Liu eran altos: alrededor de 25% antes y durante la investigación.
Si bien el estudio no mostró un incremento en los índices de ETS luego de usar Truvada, los médicos clínicos igualmente deberían realizar análisis. Lo positivo es que las personas que estén en un régimen de PPRE ya están integradas en el sistema de salud, así que recibirán una mayor atención que en otras situaciones.
Para el máximo nivel de protección, en especial cuando se desconocen las posibles enfermedades venéreas de una pareja, lo mejor es combinar Truvada y condones. «Todo método es imperfecto», dijo Warren. «No se trata de reemplazar un método con otro, sino sumarlos».
Como toda droga, Truvada tiene efectos secundarios. Los más comunes (experimentados por un 5% o más de la gente que la usó) son náuseas, calambres abdominales, vómitos, mareos, fatiga y diarrea; sin embargo, la mayoría de ellos se solucionan luego del primer més de tomar la droga.
De forma anecdótica, muchas personas se preocuparon por una posible pérdida en la densidad ósea y en el funcionamiento del hígado, efectos que surgieron en algunas personas con VIH positivo que usaron Truvada en combinación con otras drogas. Hasta ahora, sin embargo, estos efectos secundarios no afectaron a personas sanas que consumen la píldora.
«Nadie promocionaría la PPRE sin mencionar los efectos secundarios», dijo Warren, «pero por el momento no ha surgido ninguno de gravedad».
«A diferencia del tratamiento para el VIH, no debe considerarse a la PPRE como un régimen de toda la vida», agregó. Está orientada a personas sanas que están en períodos arriesgados de su vida. «Nadie dice que las personas deban usar PPRE para siempre».
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