Desigualdad en la eliminación
Según la última evaluación de la Comisión Europea de Verificación Regional para la Eliminación del Sarampión y la Rubéola (RVC, por sus siglas en inglés), 43 de los 53 Estados miembros han interrumpido la propagación endémica del sarampión y 42 la de la rubéola (según informes de 2017).
Por otro lado, la RVC expresó su preocupación sobre la vigilancia inadecuada de la enfermedad y la baja cobertura de inmunización en algunos países. «Este retroceso parcial demuestra que cada persona que no es inmune sigue siendo vulnerable sin importar dónde viva y cada país debe seguir presionando para aumentar la cobertura», explica Nedret Emiroglu, director de la División de Emergencias Sanitarias y Enfermedades Transmisibles de la Oficina Regional de la OMS para Europa.
Una enfermedad que puede detenerse
El virus del sarampión es muy contagioso y se propaga fácilmente entre individuos. Para prevenir los brotes, es necesaria al menos el 95% de la cobertura de inmunización con dos dosis de vacuna, por lo que son necesarios esfuerzos para llegar a niños, adolescentes y adultos que omitieron dicha vacunación en el pasado.
El virus del sarampión es muy contagioso y se propaga fácilmente entre individuos
Esta cobertura de dos dosis aumentó de media del 88% de los niños en 2016 al 90% en 2017, pero persisten grandes disparidades a nivel local: algunas comunidades tienen más del 95% de cobertura y otras están por debajo del 70%.
La OMS colabora estrechamente con los estados que se enfrentan actualmente a brotes epidémicos para implementar medidas de respuesta, incluida una mayor inmunización sistemática y complementaria, así como una mayor vigilancia para detectar rápidamente los casos. Además, está trabajando con otros países para alcanzar el umbral del 95%.
«En esta coyuntura, debemos celebrar nuestros logros sin perder de vista a los que aún son vulnerables y cuya protección requiere nuestra atención urgente y permanente. Podemos detener esta enfermedad mortal, pero no tendremos éxito a menos que todos pongan de su parte: inmunizar a sus hijos, a sí mismos, a sus pacientes, a sus poblaciones, y también recordarles a los demás que la vacunación salva vidas”, concluye Jakab.