La expansión del nuevo coronavirus fuera de China es ya un hecho que está afectando globalmente a todos los sectores de la sociedad, pero al llegar la epidemia a Occidente, y a pesar de la información existente y de las medidas y recomendaciones oficiales, hay mucha incertidumbre entre la población.
A ello contribuyen informes contradictorios, noticias falsas, tradiciones, supersticiones que se propagan en las redes sociales y la reacción paranoica de un público que se alarma indebidamente en situaciones excepcionales.
El nuevo coronavirus es un agente viral que se propaga con extrema facilidad entre las personas y muchas personas no saben que son portadores. Como la enfermedad tiene un período de incubación de hasta 14 días, una persona infectada, sin saberlo, puede infectar a todo el que tenga contacto con ella y estos a más personas.
También puede contraerse al entrar en contacto con superficies infectadas, como manijas de puertas, pasamanos, botones de elevadores, etcétera.
La primera línea de defensa es evitar contraer la enfermedad. Esto es algo complejo, pero que puede lograrse cumpliendo los principales consejos divulgados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (CDC).
El secreto de la transmisión parece estar en las llamadas gotitas virales, que son las que transportan el virus cuando una persona infectada estornuda o tose. También al cantar, hablar reírse o respirar. Estas gotitas pueden entrar en contacto con otra persona o con algún objeto. Según los especialistas, su supervivencia en superficies puede llegar hasta los nueve días.
El virus entra al organismo por los ojos, la nariz o la boca. Por eso es tan importante proteger estas partes del cuerpo lavándose las manos y evitando tocarlas con las manos sin lavar.
Los investigadores no han encontrado indicios de que el virus se transmita a través de los alimentos. El calor lo mata.
Aunque se sospecha que el nuevo coronavirus saltó en China de un animal -presuntamente un murciélago- a los humanos, no hay evidencias de que los animales en general puedan transmitirlo.
Las mascotas comunes, como los perros y los gatos tampoco transmiten el virus, aunque hubo un caso de un perrito al que su dueño se lo pasó.
En la mayoría de las personas, el nuevo coronavirus sólo causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos. En algunos, en especial los adultos mayores y personas con otros problemas de salud, puede causar una enfermedad severa, como neumonía.
El cuadro clínico de la enfermedad recibe el nombre de COVID-19.
Algunos de los infectados ni siquiera llegan a desarrollar síntomas y pasan el virus sin nunca saber que lo contrajeron.
Para diagnosticar efectivamente el COVID-19 es necesario someterse a una prueba de laboratorio llamada CPR.
Hasta ahora esas pruebas han sido lentas, porque hay que enviar las muestras a un laboratorio y esperar a los resultados, que en las instancias más rápidas demoran al menos cinco horas.
Los científicos están tratando de desarrollar pruebas más rápidas que puedan identificar a un paciente con coronavirus en menos horas, e incluso minutos.
En Estados Unidos actualmente esta prueba debe ser ordenada por un médico. Si una persona sospecha que tiene síntomas de coronavirus, debe visitar a su médico para que le prescriba el examen.
Hasta que conozca el resultado, la persona deberá permanecer en casa en cuarentena. Si está infectado, el médico le dirá qué debe hacer.
La cuarentena recomendada para las personas que sospechan que han tenido contacto con una persona infectada es de 14 días.
Esto es algo diferente de un aislamiento, como sucede en los hospitales. La persona en su casa puede interactuar con sus familiares y moverse libremente.
Sin embargo, si llega a sentirse enferma, deberá aislarse en una habitación y salir de ella solo en caso de necesidad con una mascarilla para evitar contagiar a los demás.
Como esta persona puede infectar objetos, muebles, etcétera, será necesario limpiar y desinfectar constantemente todas las áreas, principalmente con cloro.
Hasta el momento no hay un medicamento para tratar o curar el COVID-19. Los medicamentos que se administran a los pacientes con esta enfermedad son para aliviar los síntomas, especialmente en los casos más graves.
Las personas no deben confiar en falsos remedios que circulan en las redes sociales, muchos de ellos basados en la farmacopea y en productos naturales. Aunque el ajo, por ejemplo, tiene propiedades antimicrobianas, no se ha comprobado que proteja contra el coronavirus.
Los antibióticos se prescriben para enfermedades bacterianas, pero no son efectivos contra los virus. El coronavirus es como la influenza estacional, conocida en Estados Unidos como flu, que también es una enfermedad viral y para ella tampoco se recomiendan antibióticos.
No se espera que aparezca una vacuna contra al coronavirus al menos en un año.
Esto no quiere decir que no se están haciendo esfuerzos para desarrollar una vacuna. Ya hay ensayos clínicos en curso para ponerlos a prueba.
Los especialistas dicen que el proceso para comprobar la seguridad y la eficacia de una vacuna toma de 12 a 18 meses. Después, el producto debe pasar a la etapa de fabricar y distribuir suficientes cantidades para satisfacer una demanda que actualmente se calcula en los millones.
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