Agregó que “quizá por ahí vemos (que) las sanciones a PDVSA no se van a levantar. No pienso que se vayan a levantar a PDVSA, pero sí se pueden flexibilizar un poco para que entre gasolina, porque la principal, uno de los principales intereses, es la ayuda humanitaria y que ayude a la población venezolana, y que ese pensamiento que la gente dice ‘mira las sanciones están afectando a las personas’ no se tenga ya”.
Para los venezolanos en Estados Unidos, la entrante administración lanzará el salvavidas del TPS, indicó a la Voz de América Leopoldo Martínez, abogado venezolano y miembro del Comité Nacional Demócrata.
“Hay 200.000 venezolanos en Estados Unidos que se encuentran en una situación migratoria vulnerable. Hay más de 3.000 en proceso de deportación, hay más de 600 detenidos, y Biden ha dicho desde el primer día: ‘al mismo tiempo que voy a luchar con la comunidad internacional por recuperar la democracia venezolana y atender la crisis humanitaria que hay en Venezuela, voy a darle protección migratoria temporal TPS a los venezolanos’”.
“Y estos venezolanos que van a recibir el TPS, una vez que se puedan mantener en Estados Unidos legalmente trabajando, van a poder no solamente continuar con sus vidas aquí mientras se atiende la grave crisis de Venezuela, sino quizás puedan ayudar a sus familias en Venezuela con alguna remesa”, explicó Martínez.
A juicio del analista político nicaragüense Edmundo Joaquín, existe claridad en el presidente electo Joe Biden frente al carácter antidemocrático de Nicolás Maduro y su cúpula, así como del presidente nicaragüense Daniel Ortega. En ambos frentes, el nuevo mandatario tiene apoyo bipartidista en el Congreso.
“Independientemente cuál sea el gobierno que ocupe el Ejecutivo en Estados Unidos, será fundamentalmente determinado por dos hechos”, dijo Joaquín.
“Primero, el consenso bipartidista en relación con la necesidad de restauración de la democracia en Nicaragua y que cesen las violaciones a los derechos humanos, y, en segundo lugar, por lo que te mencionaba anteriormente en relación a que terminó la complacencia de la comunidad internacional y en especial de Estados Unidos, con el régimen de Ortega”.
El foco en temas regionales no resta importancia a la agenda antidrogas y de seguridad regional, tradicionales en la agenda bilateral con países como Colombia y Perú, dos de los mayores aliados de la Casa Blanca en la región.
Pero a desafíos como éstos y a la incógnita en relación con un posible restablecimiento de relaciones con Cuba, se suman los retos globales que incrementan la complejidad de la relación estadounidense con el hemisferio y que exigen una mayor cooperación entre aliados.
Para Linda Thomas-Greenfield, la embajadora de EE.UU. ante la ONU nominada por Biden, los desafíos “de una pandemia global, una economía mundial, la crisis del cambio climático, la masiva migración y la pobreza extrema, la justicia social, son problemas implacables e interconectados, pero no son irresolubles si Estados Unidos está liderando el camino”.