Albert Einstein es reconocido sin duda como una de las mentes más brillantes por sus enormes aportes científicos durante el siglo XX. Y basta con mencionar que formuló la Teoría de la Relatividad, descubrió la cuarta dimensión y ganó el Premio Nobel de Física en 1921.

Nacido en la ciudad de Ulm, Alemania, murió un a los 76 años el 18 de abril de 1955 en Princeton, Estados Unidos. Allí residía desde que el nazismo comandado por Adolf Hitler comenzaba a crecer en su país natal.

Pero más allá de sus contribución a la ciencia que lo convirtieron en un personaje célebre, poco se sabe de él fuera de su actividad. «Soy un hombre completamente aislado y, aunque todos me conocen, hay muy poca gente que realmente sabe quién soy”, aseguró Einstein.

A propósito de su frase, los 7 datos más curiosos e insólitos de la vida personal del genial físico, que muy pocos deben conocer.

Lo rechazó su sobrina y se casó con su prima

La Universidad Hebrea de Jerusalén, justamente de la que Einstein participó de su fundación, publicó cartas privadas del físico alemán. En estas puede entenderse que su primer matrimonio en 1903 con Mileva Maric fue un calvario. , pese a tener dos hijos.

De todas maneras, durante 16 años la pareja tuvo dos hijos. Cuentan que no soportaba más vivir con ella al punto de desear ganar el Nobel para darle el dinero y alejarse.

Albert Einstein y su segunda esposa, casó con su prima, Elsa Loewenthal.

Se divorciaron por fin en 1919 y poco después se casó con su prima, Elsa Loewenthal. No tuvieron hijos. Y entre los fuertes rumora que circularon es que contrajo matrimonio con ella después de ser rechazado… por su sobrina.

Se negaba a conducir y su chofer lo reemplazó en una charla

Einstein jamás quiso aprender a conducir un automóvil, ni siquiera tenía uno propio. Contaba con un chofer que lo llevaba a sus conferencias, allá por los años ’20.

Y justamente camino a una exposición en la Academia Prusiana de las Ciencias, en Berlín, cuentan que el físico le comentó al conductor que estaba aburrido de repetir una y otra vez sus conocimientos. Y éste se ofreció a reemplazarlo, dado que de tanto escucharlo se sabía todo de memoria.

La fabulosa historia del día que el chofer de Einstein tomó su lugar en una charla.

Hay que pensar que por aquel entonces la gente no conocía a Einstein. Tampoco abundaban las fotos y menos los medios de comunicación como en la actualidad. Por eso intercambiaron de ropa y el chofer se puso al frente de la conferencia.

El genial físico alemán de origen judío Albert Einstein.

Una fabulosa anécdota surgió aquella noche, según las reseñas. Ante todo el auditorio, un profesor hizo una pregunta cuya respuesta, por supuesto, el chofer desconocía. Pero tan rápido de reflejos como con el volante en sus manos, contestó sin titubear: “La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda”.

Estuvo por construir la bomba atómica

El 2 de agosto de 1939, Einstein alertó a través de una carta al presidente de Estados Unidos de Franklin Delano Roosevelt sobre las intenciones de los alemanes de crear una bomba atómica. Y en el mensaje se ofreció a construirla para EE.UU..

La nube causada por la explosión de la bomba atómica en Nagasaki. Einstein casi participa de su construcción. Foto: EFE / Nagasaki Atomic Bomb

Recién dos meses después, cuando Alemania ya había invadido Polonia iniciando la Segunda Guerra Mundial, Roosevelt le respondió. Tras analizar la información, se fabricó la bomba, rechazaron la cooperación de Einstein en el proyecto.

“Si hubiese sabido el crimen de lesa humanidad que se cometería no hubiera escrito jamás esa carta. Mi pacifismo es un sentimiento instintivo”, escribió Einstein.

Reprobó el examen de ingreso a la Universidad en Suiza

Desde muy pequeño, Einstein tuvo problemas de aprendizaje, al punto que demoró más de lo esperado en caminar y a hablar. Y existen testimonios que aseguran que sufría de dislexia.

A los 17 años Einstein reprobó el examen de admisión en la Universidad Politécnica Federal de Suiza.

Con sólo 17 años, reprobó el examen de admisión en la Universidad Politécnica Federal de Suiza. Sí mostró su capacidad en asignaturas como matemáticas y ciencias, pero la contracara fue historia ni geografía.

«Mi principal defecto era una mala memoria, especialmente para las palabras y los textos”, supo decir el genio alemán.

Vestía sólo trajes grises

Con el simple objetivo de no perder tiempo para decidir qué ropa ponerse a diario, Einstein comenzó a vestir solamente trajes de color gris.

Para evitar pensar qué ponerse, Einstein siempre usaba trajes grises.

Esta curiosa tradición fue tomada y seguida por personalidades como Steve Jobs, el cofundador de Apple, y Mark Zuckerberg, cerebro creador de Facebook.

Otro aspecto por demás extraño de Einstein a la hora de vestirse es jamás usaba medias. Consideraba que eran totalmente innecesarias, eran incómodas y sólo generaban agujeros.

Robaron su cerebro

El 18 de abril de 1955, día de su muerte, su cerebro fue separado del resto del cuerpo. El objetivo era llevar a cabo una serie de investigaciones para descubrir la clave de su genialidad. Thomas Harvey, el patólogo que hizo la autopsia de Einstein robó su cerebro y lo devolvió 43 años después.

Thomas Harvey (derecha) robó y muestra piezas del cerebro de Einstein. Foto: Wikipedia

Según la BBC, “el patólogo murió en 2007 sin publicar ninguna investigación sobre el cerebro de Einstein. Harvey tomó fotos del cerebro y lo cortó en 240 tajadas para ser observadas con microscopio, las envió a los principales neuropatólogos estadounidenses de su tiempo, pero estos no le correspondieron con grandes descubrimientos”.

Tocaba el violín con maestría

El pequeño Albert empezó a tomar clases de violín a los 6 años, Y muchas confesó que de no haber sido científico se habría dedicado a la música.

De hecho, cuando el físico viajaba solía llevar el violín, al que llamaba ‘Lina’, y no faltaba hueco u ocasión para ponerse a toca a sus compositores favoritos. Lo hizo junto a colegas amigos y hasta con vecinos.

Albert Einstein tocaba el violín con maestría, con científicos amigos y hasta vecinos. Foto: Getty

También recopilaciones que hablan de este extraordinario personaje señalan que participó tanto en conciertos públicos y privados, y hasta  acompañó al órgano en alguna sinagoga.