El primer hisopado positivo llegó en Navidad. “Unos días antes de las fiestas me junté con amigos en un quincho abierto. Fueron dos horas nada más”, cuenta Ignacio Alejandre (27). El 23 de diciembre se aisló, después de que una de las personas con las que había compartido esa reunión empezara con síntomas. El 24 lo hisoparon y el 25 recibió la confirmación: tenía coronavirus. Arrancó el 2021 brindando por Zoom desde su departamento de Villa Urquiza. Iba a viajar para Año Nuevo a la Costa. La “revancha” la tuvo esta Semana Santa. Se fue a Pinamar, volvió el domingo pasado y el lunes comenzó con fiebre. Lo testearon y, otra vez, dio positivo. Se reinfectó.
Ignacio volvió de la playa congestionado. Pasó el lunes con un leve resfrío. A la noche, tuvo fiebre. “Sentía chuchos de frío, como cuando era chico. El martes me levanté peor, tomé un paracetamol y pedí que me mandaran un termómetro. El miércoles fui a La Rural para que me hisoparan desde el auto. Ese mismo día me llegó el positivo”, detalla.
Cuenta que está bien, que la temperatura le sube por la noche. “Durante el día la controlo con un antitérmico. Tengo la voz tomada y estoy cansado pero tranquilo”, agrega.
Es economista y trabaja en forma remota. “Me dijeron de tomarme los días pero prefiero trabajar. No sé qué hacer tanto tiempo aislado”, señala y aclara que su situación no es para quejarse.
“Hay gente que la está pasando realmente mal, que pierde familiares, muchos tienen dificultades económicas por la pandemia. Lo mío es leve y, por mi edad, creo que no lo voy a sufrir tanto”, sostiene.
Lo único que lo tiene intranquilo es pensar que pudo haber contagiado a alguien. “Este virus es muy traicionero. Uno se siente bien, cree que está ok y mientras puede transmitirlo. Lo primero que hice cuando me enteré fue avisar a todos los que me había cruzado para que se aislen. Mejor de más que de menos”, opina.
En su caso, la está pasando peor que la primera vez. “En diciembre no tuve síntomas. Pienso que tal vez no generé suficientes anticuerpos y por eso estoy de nuevo así”, destaca y afirma que, después de esto, se va a seguir cuidando.
“Seguramente no me reinfecte por unas semanas aunque, pasado ese tiempo, no se sabe, no queda otra que ser responsable y estar atento a las medidas. No solo por mí, también pensando en no contagiar”, remarca.
Diferente fue la situación de Belén Chas (28), que también tuvo coronavirus en dos ocasiones. “La primera vez que me contagié fue más compleja”, sostiene.
Ocurrió en agosto pasado. Su novio, con el que convive, empezó con síntomas. “Estaba resfriado, parecía una gripe común. Después me tocó a mí: tuve dolor de cabeza y de espalda. Soy psicóloga, trabajo en un hospital y también atiendo por Zoom, me imaginé que el malestar podía estar relacionado a la mala postura frente a la computadora”, recuerda.
Recién logró reinterpretar sus síntomas cuando su novio no sintió el aroma a pan tostado durante una de las comidas compartidas. “Ahí dijimos coronavirus, después de que perdiera el olfato”, comenta Belén.
Ese día más temprano, ella había pasado a buscar a su papá por el dentista con su auto. A los pocos días, él también empezó con síntomas.
“Intenté transitarlo tranquila y sin miedo, pero lo de mi papá no estuvo bueno. Lo tuvieron que internar después de seis días seguidos con fiebre”, relata Belén.
Ella avisó en su trabajo y se aisló junto a su novio. En esa primera semana, se le sumaron otros síntomas. Mucho cansancio y pérdida del gusto: “Las milanesas, el queso, el pescado, el chocolate. Era todo lo mismo, le faltaba sabor”.
Ese primer episodio, repasa Belén, tuvo “final feliz”: “Por suerte, mi papá evolucionó bien y después de unos días pudo volver a su casa. Para ese momento, se infectó también mi hermana, que convive con él, pero cursó la enfermedad sin complicaciones».
«Agosto fue un mes difícil, pero lo superamos», asegura y reconoce que supuso que iba a estar protegida por un tiempo. «Me dije: ya tuve, ya está. No fue así”, comparte hoy.
A fines de diciembre, en la misma época en la que Ignacio se juntó en un quincho con sus amigos, Belén decidió pasar un fin de semana en una quinta con las suyas. Cuando volvieron, una de ellas levantó temperatura. “Se hisopó y detectaron que tenía Covid. Al día siguiente, otra de las chicas empezó con fiebre. Y al otro, dos más. Todas positivo”, precisa.
Belén avisó en el hospital en el que trabaja y se aisló aunque casi con la certeza de que no se había contagiado. A través de su prepaga pudo testearse y se encontró con su segundo positivo. “Me sorprendió y me hizo pensar en las secuelas que me podían quedar. Esos días me puse a leer investigaciones sobre los reinfectados”, dice.
Esa vez, cursó la infección sin síntomas y con la tranquilidad de no haberse encontrado en los días previos con su familia. A su novio no lo hisoparon pero asumieron que también se había reinfectado.
Por ser personal de salud, en enero Belén recibió la primera dosis de la vacuna contra el Covid 19. Y este sábado le aplicaron la segunda.
“Cuando cuento que tuve coronavirus dos veces, la gente no lo puede creer. Ahora sí estoy inmunizada, así que espero que no me vuelva a pasar”, cierra.
Son pocos los datos que se conocen sobre la reinfección y los resultados de ensayos preliminares podrían perder relevancia ante los cambios en el comportamiento del virus y frente a la aparición de nuevas variantes.
“Hay muy pocos casos en el mundo que fueron realmente estudiados y, hasta lo que sabemos, la incidencia de reinfección es baja”, afirma Eduardo López, infectólogo del Hospital Gutiérrez.
El especialista, que forma parte del comité que asesora al Presidente, cita un trabajo de Brasil que ubica la incidencia máxima en un 7%.
Sin embargo, sostiene que hay que seguir de cerca la situación con la variante de Manaos que registró casos de reinfección.
Según López, contagiarse Covid 19 en dos oportunidades podría tener que ver con que el infectado no generó suficientes niveles de anticuerpos la primera vez o con que los fue perdiendo con el tiempo. La tercera alternativa estaría vinculada a contraer una de las nuevas variantes, como la de Manaos.
“En general, las reinfecciones suelen ser más leves porque el individuo tiene algún nivel de anticuerpos o memoria inmunológica que le permite producir anticuerpos rápidamente”, aporta.
Y resalta que en la gran mayoría de los casos se manifiesta en forma benigna y que la persona puede reinfectarse sin que eso implique que se vuelva a enfermar.
“Es posible que tenga el virus en sus mucosas pero que su organismo no se enferme. En cualquier caso, puede contagiar por lo que es clave que continúe con los cuidados”, advierte López.
GS
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