En total, en el país hay 5.6 millones de personas con la primera dosis y 4.3 con la segunda, pero el Gobierno también dispuso una tercera dosis de refuerzo que, desde que se comenzó a aplicar el pasado 7 de agosto, acumula 461,189 inoculados.
Decreto 477-21 que levanta el toque de queda en el Distrito y La Altagracia, el Poder Ejecutivo establece el uso obligatorio de la mascarilla en lugares públicos y privados de uso público, prohibición de venta de bebidas alcohólica en esos lugares entre las 12:00 de la noche y la 5:00 de la mañana, así como la solicitud de permisos para la realización de actividades que impliquen aglomeraciones.
La disposición también llama a los representantes del Ejecutivo en ambas demarcaciones a vigilar el cumplimiento de las medidas, una tarea que puede tornarse compleja.
“La realidad es que es un punto complejo. En el país, eso de hacer políticas públicas por municipios es cuestionado”, comenta el urbanista Marcos Barinas, quien advierte lo difícil de tener control en ciudades que integran varios municipios que se relacionan uno con otro, como ocurre con las dos de referencia.
Para Barinas, más que apostar a la responsabilidad de los residentes de cada zona, es un tema de ordenamiento territorial, en ciudades que, como el Distrito, no se tienen bien claros los límites que le demarcan. Se cuestiona qué pasará con un individuo que su negocio esté en el Distrito y viva en la provincia o viceversa.
Ayer, pocos acudieron a los puntos de vacunación a recibir el biológico contra el COVID-19. Durante un recorrido que hizo este medio por algunos centros se notó una asistencia casi nula. La merma se ha experimentado en las últimas semanas, con promedio diario de 45,000 vacunados.
Hasta el 5 de agosto, el total de primera dosis aplicadas era de 5,600,470 personas, lo que muestra que, en el último mes y cinco días, los que se decidieron por la inoculación contra el COVID-19 fueron 650,888. El dato contrasta con los 1,725,632 personas que acudieron a vacunarse por primera vez en junio y los 2,049,723 que lo hicieron en mayo.
Ante la resistencia de muchos a aplicarse la vacuna contra el COVID-19 y los rebrotes que han experimentado varios países, empieza a ganar terreno el pase sanitario o reserva de acceso a determinados lugares públicos a las personas vacunadas, curadas o negativas. En Europa, países como Hungría, Austria, Dinamarca, Francia, Portugal o España han implementado sistemas de pases sanitarios, conforme una publicación de la agencia de noticias.