Haití sufre una fuerte crisis de desabastecimiento de combustible, un producto necesario para alimentar los generadores que proporcionan electricidad a la mayoría de empresas, comercios e instituciones del país y a muchos hogares.
La escasez, que está llevando al país a la parálisis, es consecuencia de la acción de grupos armados, que secuestran, atacan y amenazan a los transportistas, además de bloquear el paso desde y hacia la zona de almacenaje portuario de la capital.
Esto ha llevado a las autoridades a disponer de efectivos policiales para escoltar a los camiones cisterna en sus tareas de transporte, sin que esto haya permitido hasta ahora normalizar la distribución de carburante.