El tifón dejó un rastro de destrucción durante su trayecto sobre filipinas y causó daños en viviendas, infraestructuras y cultivos agrícolas valorados en 22.000 millones de pesos filipinos (más de 437 millones de dólares o casi 386 millones de euros).
El Gobierno filipino declaró el pasado miércoles el estado de calamidad en seis regiones afectadas por el devastador tifón.
El embate del tifón, conocido como Odette en el país y el decimoquinto en llegar a Filipinas este año, ha golpeado en un momento delicado debido al miedo por la nueva variante ómicron del coronavirus.
Un promedio de 20 tifones azotan Filipinas cada año y el más destructivo fue el supertifón Haiyan, el mayor de la historia reciente de Filipinas y que en noviembre de 2013 golpeó las islas de Samar y Leyte, matando a unas 7.000 personas y dejando a 200.000 familias sin hogar.
Filipinas es uno de los países más vulnerables a la crisis climática debido a los desastres naturales y, además, se asienta sobre el llamado «Anillo de Fuego del Pacífico», una zona que acumula alrededor del 90 % de la actividad sísmica y volcánica del planeta.