Ruth Graves Wakefield, quien era la propietaria del lugar, le encantaba preparar toda la comida de Toll House Inn.

Un día, Ruth estaba haciendo galletas y se percató de que le faltaba el ingrediente principal para su preparación, el chocolate de panadería que siempre usaba para su receta.

Para poder continuar cocinando y ofrecer a su clientela su rico postre, cortó una barra de chocolate Nestlé y se la coloco a su masa de galletas. Pero se decepcionó cuando vio que los trozos de chocolate no se habían derretido ni se habían mezclado con la masa.

Lo que ella nunca se imaginó fue, que su invento de galletas de chispas de chocolate fueron un éxito entre los invitados, tanto, que se hicieron súper famosas en todo Estados Unidos y más tarde a nivel mundial.