La invasión a Ucrania lanzada por Vladimir Putin el pasado 24 de febrero parecía buscar tres principales objetivos: asegurar los territorios de Donbas (en el este del país); la región de Mariupol al sureste, y Kiev, la capital.
El primero, la región conocida como Donbas, le sirvió a Putin como ‘excusa’ para lanzar la guerra, diciendo que reconocía a las dos autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk y que enviaba tropas de ‘pacificación’ a la zona. La región está ocupada por milicias prorrusas que buscan cortar lazos con Kiev.
La zona de Mariupol, por otro lado, tiene importancia estratégica para Rusia porque le permitiría construir un ‘puente terrestre’ entre la zona de la península de Crimea (anexada por Moscú en una invasión en 2014) y los territorios del este de Ucrania y Rusia.
El último, Kiev, es un objetivo militar que podría permitirle a Moscú asestar un golpe político al gobierno de Volodymyr Zelensky. Algunos análisis señalaban que la idea era tomar rápidamente control para poder desplazar al presidente y propiciar un cambio de liderazgo afín a Rusia.
¿Por qué las tropas rusas quedaron atrapadas en Bucha?
Imágenes del horror están emergiendo de la ciudad de Bucha, cerca de Kiev, luego de que estuviera durante varias semanas bajo ocupación rusa. Las fotos de civiles muertos por las calles y los reportes de que cientos de cuerpos están siendo enterrados en fosas comunes causan espanto en el mundo entero.
Pero de entre todas esas fotos, unas imágenes parecen ilustrar perfectamente por qué las tropas rusas no pudieron entrar a Kiev:
Las avenidas de Bucha lucen como verdaderos ‘cementerios’ de tanques y blindados rusos que buscaban llegar a la capital, rodearla y eventualmente derrocar al gobierno de Zelensky.
Desde Bucha, el periodista de la cadena británica BBC, Jeremy Bowen, contaba que las avenidas de Bucha terminaron funcionando como una suerte de cañones en los que las columnas de fuerzas rusas fueron emboscadas y destruidas por el Ejército ucraniano.