14 años de matrimonio, 2 hijos y una vida predecible y tranquila no parecía suficiente para la australiana Amanda Trenfield. Decidió dejarlo todo, dinamitar su pasado y su presente con la esperanza de alcanzar un futuro ideal. El sueño del amor de película, del romance apasionado, la llevó a jugarse todo por un hombre que conoció en un viaje de trabajo y provocó un estallido en su corazón.

En un extracto de su libro autobiográfico, publicado por el medio The Sydney Morning Herald, la mujer relató la experiencia que la transformó para siempre. A partir de ese episodio cambió incluso en el espacio laboral convirtiéndose en Life Coach, algo así como consejera de vida. Pero todo empezó cuando trabajaba en finanzas y fue invitada a viajar a una conferencia en la ciudad de Margaret River.

En un primer momento ella imaginaba aquel viaje como una ocasión perfecta para renovar su relación con su esposo. «Lo vi como una oportunidad perfecta para reconectarnos, ya que nos habíamos distanciado bastante. Creía que el tiempo lejos del estrés de la vida cotidiana era el remedio perfecto para reavivar la pareja».

Amanda pensó que el viaje serviría para encender su matrimonio, pero terminó ocurriendo todo lo contrario.

Serían tres días lejos de los hijos, para que la pasión se encendiera nuevamente, pero justamente eso no fue lo que sucedió. Es que Amanda se sintió atraída por otro hombre, llamado Jason, a quien vio por primera vez en su vida en el evento y la hizo sentir una electricidad «fuerte y cruda».

En el contexto del evento, la mujer fue con su esposo a una cena. En una larga mesa ambos ocuparon sus asientos, «mi esposo se sentó a mi izquierda y rápidamente entabló conversación con otra pareja». Y de pronto apareció Jason, para causar un torbellino en la mujer: «Miré hacia arriba e inmediatamente perdí el aliento».

Amanda, describió: «Cuando nuestros ojos se encontraron, hubo una familiaridad instantánea. A lo largo de la cena, me mostré animada y conversadora como siempre. Todos disfrutamos de una excelente degustación. Mientras se servía el plato principal, Jason me ofreció un sorbo de su vino. Después de un poco de bromas y persuasiones, acepté».

La mujer vivió una noche de pasión que la llevó a replantearse todo en su vida.

«En el transcurso de la noche, mi atracción por Jason fue cada vez mayor. Me sorprendí, vergonzosamente, mirando su pecho a través de su camisa de noche blanca ajustada. Sí, tenía un cuerpo en forma, tonificado y atractivo, pero ¿era su pecho lo que me atraía?».

Advirtiendo lo que generaba en ella, Jason avanzó: «Cuando se sirvió el postre, me ofreció una muestra de su budín de chocolate. Me negué, pero tomó una cucharada generosa y me dio de comer adelante de todos. Parecía que fuéramos amigos cercanos o amantes. Si alguien nos hubiera estado observando, al menos habría sentido curiosidad por lo que estaba ocurriendo».

Terminada la cena la tensión entre ambos ya era un hecho. «Estaba muy claro que la energía entre Jason y yo estaba cargada de alguna manera. Sin embargo, instintivamente entendí que esto era más que lujuria, algo que había sentido muchas veces antes. También entendí que era más que una simple atracción física».

A partir de esa noche, todo cambió para la mujer australiana.

Amanda se despidió de su esposo y se quedó con Jason en el bar del hotel. «Me compró una copa de mi vino favorito. Nos miramos a los ojos y chocamos las copas. La electricidad entre nosotros era fuerte y cruda. Era tan intenso que necesitaba romper el contacto visual. Él. Nosotros. La energía. Mi cuerpo estaba completamente cargado. Estaba ‘encendida'».

«Me encantaba hablar con él. Me sentí cálida, relajada y segura en su presencia. Me di cuenta de que era un sentimiento que no había disfrutado en mucho, mucho tiempo, tal vez nunca”, confesó ella. Sin embargo, la historia aquella noche no pasó de aquella charla y tragos.

Al momento de despedirse, quedó en claro que algo más iba a suceder: «Disfrutamos de un abrazo donde le susurré al oído: «Esto no ha terminado, necesito verte de nuevo«. Puso sus manos con fuerza en mi cintura y me atrajo hacia sí. «Sí», respondió. Era todo lo que necesitaba escuchar».

La separación

El viaje terminó, ella volvió a casa y pretendió seguir con su vida normal, pero eso ya era imposible: «Todo lo que sabía con certeza era que ese encuentro, en el lugar más improbable, bajo las circunstancias más inusuales, había alterado dramáticamente mi vida. Acababa de conocer a mi alma gemela. ¿Qué podría ser más importante que eso?».

Menos de un mes después de conocer a Jason, sin haber tenido comunicación con él desde el viaje a Margaret River, ella se lanzó a la aventura: «Terminé mi relación de 14 años con mi esposo. La mujer que siempre había sido tan cuidadosa, tan planificada, tan organizada y tan clara sobre su vida, acababa de tomar la decisión más dramática, una que afectaba a sus seres más queridos: su familia».

La historia no tuvo el final soñado y Amanda contó todo en su libro «Cuando tu alma gemela dice ‘No'».

Sin embargo, la historia no tuvo el final soñado. Esa última escena de película con el beso apasionado bajo la lluvia o la confesión de amor en las puertas de un aeropuerto nunca ocurrió. Amanda fue a buscarlo, para blanquearle todo lo que había vivido en esa noche en que sus almas se conectaron, pero nunca imaginó encontrarse con un rechazo seco, frío y contundente.

Su sueño se había hecho trizas y en las redes sociales, muchos de los usuarios que leyeron aquel extracto de su libro, no le perdonaron su decisión. «El libro se llama ‘Cuando un alma gemela dice que no’. Arruinó su vida por nada», lanzó una tuitera. «Jason tiene una versión completamente diferente de esta noche», agregó otro usuario entre los miles de comentarios que provocó el artículo.

«Estaba convencida de que tenían una conexión, pero no veo evidencia de que la tuvieran. Simplemente se proyectó en un tipo al azar porque no estaba contenta. Algo que todos hemos hecho, pero no desarraigamos nuestras vidas por eso».