Con ocho adorables hijos, un esposo amoroso y un trabajo estable, una mujer de Burundi, África, podía decir que estába viviendo la vida que siempre soñó. Aunque había experimentado muchos problemas y dificultades en el pasado, esos días se habían ido. Noela dejó Burundi, su país natal, y voló hasta Australia y encontró un nuevo hogar y una nueva vida.
Su futuro era prometedor. Planeaba pasar el resto de sus días con su esposo, paseando por las playas vírgenes de Australia una vez que sus hijos crecieran. Atrás quedaron los días en los que necesitaba pedir y mendigar por comida. Su esposo era muy amable y sus hijos eran todos amorosos y solidarios.
Sin embargo, cuando regresó a su tierra natal por una razón muy importante, no tenía idea de que todo en su vida estaba a punto de cambiar.
En 2004, Noela Rukundo dejó su hogar natal en Burundi para buscar un futuro mejor en Australia. Su primer marido había muerto y la dejó con cinco hijos. Con grandes sueños para sus hijos, la viuda hizo acopio de todo su valor y decidió probar suerte en un país extranjero.
Parecía que Noela tomó la decisión correcta. Muy pronto, encontró un nuevo trabajo y un buen lugar para establecerse con la ayuda de una agencia de reasentamiento. Los australianos fueron amables y le ofrecieron toda la ayuda que pudo conseguir. Sus hijos no tuvieron problemas para adaptarse a su nuevo hogar. Noela siempre estuvo agradecida por las bendiciones en su vida, especialmente cuando eran grandes bendiciones.
Mientras aún dependía de la trabajadora social que la ayudó a ella y a su familia a construir una nueva vida en Australia, Noela visitaba con frecuencia la agencia. Fue allí donde conoció a Balanga Kalala, un refugiado reciente del Congo. Como Kalala ya sabía hablar inglés, la trabajadora social a menudo le pedía que tradujera para Noela. En ese momento, ella solo hablaba suajili.
Durante esos encuentros, los dos se enamoraron. Noela era viuda con cinco hijos y Kalala también era viudo. Pronto se enteró de que él huyó a Australia después de que un ejército rebelde atacara y saqueara su pequeña aldea en el Congo. En ese lamentable incidente, su esposa y su hijo pequeño murieron. Sin ninguna razón para quedarse, decidió comenzar una nueva vida en una tierra extranjera.
Noela no tenía planes de volver a casarse. Quería dedicar su vida a criar a sus hijos. Sin embargo, cuando conoció a Kalala, todo había cambiado. Él era dulce y cariñoso y siempre la hacía reír. Además, aceptó completamente su situación. En un corto período de tiempo, Noela se enamoró perdidamente de Kalala.
No hace falta decir que los dos decidieron vivir juntos. Se mudaron al suburbio de Kings Park en Melbourne. Kalala trataba a sus hijos como si fueran suyos. En los años que siguieron, ella le dio tres hijos más. Sin embargo, también descubrió más sobre la personalidad de su segundo marido.
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