Se quejaba Joaquín Sabina, pura guasa jienense, de que su primo y hermano Joan Manuel Serrat se había retirado y nadie sabía muy bien por qué, así que, quizá para entender los motivos, el cantautor ha decidido emprender el mismo camino y seguir los pasos del noi de Poble Sec anunciando él también una última gira, ‘Hola y adiós’. Una despedida transoceánica con paradas en América, Europa y España tras la que, ahora sí, Sabina, 75 años y más vidas que un gato callejero, colgará los guantes, las botas y el bombín. «Un último nocaut emocional y una veintena larga de temas que son ya plegarias universales del sueño imposible del amor y al querer meterle mano a la vida», que podía leerse este jueves en su cuenta de Instagram.

«’Hola y Adiós’ será la despedida multitudinaria de una garganta que, sin destilar, rezuma impía e impúdica verdad; de un bombín que es sinónimo de golfería dandi y pícara caballerosidad; de una icónica silueta perfilada con humo de cigarrillo y güisqui sin soda», celebra la promotora The Project en el anuncio de una gira de la que se conocen los plazos pero no las fechas: a partir de enero de 2025 y durante 11 semanas, el autor de ‘Princesa’ recorrerá México, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y Argentina. Después, pondrá a Europa y España, donde se despedirá definitivamente en noviembre de 2025. Las fechas, ciudades y venta de entradas se darán a conocer en este mes de julio de 2024 para América y en septiembre para España.

Como Serrat, tampoco Sabina tiene previsto retirarse del todo -«por supuesto, esa esencia trasnochada jamás dejará de escribir las historias y canciones que siempre le rondarán la mente; el oficio del poeta no piensa jubilarse, tampoco el del creador nocturno», leemos-, aunque sí que cree que ha llegado el momento de apearse de las grandes giras. «Ya no habrá más periplos interminables por recintos multitudinarios», reconoce en sus redes sociales un artista que el año pasado ya provocó algún que otro microinfarto cuando, durante su segunda noche en el Palau Sant Jordi de Barcelona, se despidió casi para siempre. «Es posible que este sea mi último concierto en Barcelona, así que ha sido una maravilla estar con vosotros, ¡gracias!», dijo Sabina entonces para sorpresa de todo el mundo, incluidos sus músicos y promotores.

«Ya sé que en la última gira alguna vez, aunque en voz no muy alta, dije que esa sería mi última gira grande. He cambiado de opinión», ha reconocido Sabina en un vídeo compartido en sus redes sociales. En cierto modo, ha dicho el artista, las razones de ‘Hola y adiós’ hay que buscarlas en el éxito de ‘Contra todo pronóstico’, gira que ya pasó por un docena de países y reunió a más de 700.000 personas en 60 conciertos. «Lo pasé tan bien que he decidido hacer una última gira», ha dicho.

En aquellas actuaciones, las primeras que ofrecía tras su aparatosa caída del escenario del Wizink madrileño en 2020, ya se intuía cierta melancolía de fin de ciclo, con el autor de ’19 días y 500 noches’ haciendo memoria para cantar y contar la historia de su vida. Ahora, parece, aquella intuición se vuelve certeza. «Esta sí será de verdad la última. Sé que no me vais a fallar, yo prometo no fallar tampoco», ha confirmado Sabina.

Con ‘Hola y adiós’, destaca la promotora, se cierra un círculo que abarca «medio siglo desde sus primeras apariciones públicas, cuando hacía la calle en el metro londinense, durante su autoexilio en las postrimerías del franquismo: un incierto punto de partida para alguien que, tras cabalgar a lomos de los vertiginosos ochenta con un bello lirismo urbano que excedía el ámbito de la canción de autor, traspasó durante los noventa la frontera de profeta en su tierra para entrar definitivamente en el nuevo milenio bajo la categoría de mito internacional»NOTICIA RELACIONADA

JOSÉ F. PELÁEZ

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Llega pues, el último baile, el vals de fin de fiesta, para el poeta de asfalto y equilibrista de la barra fija; el maestro del ripio y al artesano de la rima asonante; el de la calle Melancolía, la pata de palo y los dos peces de hielo en un güisqui ‘on the rocks’; el de las drogas blandas y las mujeres duras. ¿O era al revés? El granuja a todo ritmo que, de las versiones primerizas de Chuck Berry y Little Richard a las rancheras de Chavela Vargas, escaneó el ADN rock and roll y la canción popular y acabó patentando su propia versión de la trova canallesca.

En jerga promocional, «con esta nueva gira, Sabina nos brinda la oportunidad de despedir unas canciones que, aun siendo demasiado jóvenes para la eternidad que les aguarda y que de tan nuestras ya no parecen venir de un cantautor, sino de las fuentes mismas de la tradición popular, resistiendo incólumes el paso de sucesivas generaciones, nunca más serán cantadas ante miles de personas por su propio autor, que jubila su faceta de trotamundos guitarra en ristre celebrando su propia supervivencia con este convite de despedida».