El Estadio Quisqueya Juan Marichal, uno de los principales templos del béisbol en la República Dominicana, cuenta con normas estrictas para el disfrute seguro de los aficionados.

Previo al acceso al estadio, toda persona estará sujeta a una revisión para fines de seguridad. La negativa a este requisito implica la imposibilidad de acceso.

No se permite el acceso de armas de fuego, botellas, bebidas de ningún tipo, ni objetos contundentes.

Entre estas reglas destaca la prohibición de entrar con armas de fuego, bebidas alcohólicas o cualquier tipo de objeto contundente.

Con el auge de los dispositivos de vapeo en la sociedad, también ha aumentado en los estadios. El agente de Prestige Defense Services, Joan Cuello, detalla el protocolo para advertir a los fanáticos sobre el uso de los cigarrillos electrónicos. 

«Se le hace la advertencia, se le hace el primer llamado de que no puede utilizar el vape. Si vuelve a hacerlo, se le hace otro llamado y luego lo pierde», subrayó Cuello, añadiendo que el dispositivo no podrá recuperarse.

Los fumadores deben salir al parqueo para no infringir las normas de seguridad y salud del estadio.

Fue en el 2016 cuando la la Junta de Directores de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM), prohibió fumar en las áreas comunes de los estadios de la pelota otoño-invernal dominicana. Esta decisión se aplicó en todos los estadios de la liga para proteger la salud de los fanáticos que asisten a los parques de béisbol, alineándose con políticas globales en instalaciones deportivas.

Otra acción frecuente es que algunos fanáticos suban los pies en los asientos delanteros, una práctica prohibida que los oficiales de seguridad vigilan constantemente en las distintas áreas del estadio.

Entre tanto, el encargado de control de acceso del grand stand, Manuel Berroa, explica que este año se hicieron «unos cuantos cambios en las políticas«, como la prohibición de cornetas.

A pesar de que en las afueras del estadio se venden cornetas por 100 pesos, su uso está prohibido dentro del recinto. Cuello explicó las medidas que se toman en caso de incumplimiento de esta norma: «Uno le pide al usuario que guarde la corneta, o se le quita y se le da en la salida. Lo que no se puede es tocarla durante el juego», detalló Cuello.

El control del acceso y el comportamiento de los fanáticos se ha convertido en un aspecto crucial para la experiencia del béisbol con el transcurso de los años. Aunque hay ocasiones en que la situación se vuelve tensa, el agente señala que la expulsión por uso de cornetas no es común.

«No siempre, porque hay fanáticos que se ponen agresivos porque las compraron, pero uno busca la forma de hablar con ellos», explica.