EL HIMNO NACIONAL

Con este trabajo, completamos la serie de artículos con respecto a la simbología patriótica dominicana, la bandera, el escudo y el himno nacional. Este humilde ejercicio por promover, divulgar y difundir los símbolos de la dominicanidad es el resultado del compromiso inquebrantable con nuestros héroes y heroínas, que con sus acciones, siempre nos han invitado a que valientes alcemos nuestro invicto glorioso pendón.
La Real Academia Española define “Himno” como la composición poética en alabanza de Dios, de la virgen o de los santos; composición musical cuyo objeto es exaltar a una persona, celebrar una victoria u otro suceso memorable o expresar júbilo o entusiasmo; cántico, salmo, poema; composición musical emblemática de una colectividad, que la identifica y que une entre sí a quienes la interpretan.
Nuestro canto patrio, cuya sucesión de sonidos graves y agudos en un tiempo determinado evoca la historiografía nacional, las grandes gestas que han sucedido en nuestra historia republicana, como infiere la Constitución de la República en su artículo 33, donde sentencia de manera explícita que el epinicio patrio es la composición musical de José Reyes con letras de Emilio Prud’Homme, y es único e invariable. La legislación número 210-19 a partir de los artículos 30 y siguientes, estipula todo lo referente al uso del símbolo sonoro de la patria; las estrofas de uso cotidiano, que son las primeras cuatro; la difusión por las estaciones de radio y televisión; su interpretación en los actos oficiales del Estado; en los actos culturales y deportivos, en estos últimos, siempre es importante reiterar en mayúscula, negrita y subrayado que el himno nacional nunca será aplaudido.
Además, la norma patriótica precitada, infiere sobre la reverencia que debemos tener al escuchar el canto patrio, las atenciones, detenerse al oír sus notas, que perfectamente están escritas en cuartetos con versos de diez silabas métricas, formando doce estrofas. La importancia de ponerse de pie si están sentados y se descubrirán la cabeza si tienen gorra o sombrero. Esta ley establece las acciones consideradas irreverencia y ultraje a nuestro símbolo patrio y las sanciones que conllevan su incumplimiento, oportuno es recordar que son considerados actos de ultraje: Cambiar su letra y tiempo musical; bailar mientras es interpretado; convertirlo en una pieza musical bailable; cantarlo o hacerlo escuchar en el acto póstumo de un individuo que carezca de los atributos que prevé la ley.
Nos cuenta el laureado historiador Miguel de Camps Jiménez en su libro ¨Para comprender mejor el himno nacional dominicano¨ que nuestro canto patrio, música de José Reyes y letras de Emilio Prud’Homme, citamos: ¨(…) se interpretó por primera vez el viernes 17 de agosto de 1883, durante un acto que, con motivo del vigésimo aniversario de la Restauración política de la República, se celebró en el local de la respetable logia La Esperanza, en la ciudad de Santo Domingo¨ Esta obra de consulta obligatoria, del escritor y abogado de Camps contesta todas las interrogantes sobre nuestro hermoso y eterno canto patriótico, sus antecedentes, su génesis y sus incidencias, hasta adquirir la autoridad de la cosa juzgada, al llegar su posterior oficialización con la aprobación en 1934 de la ley número 700 del 30 de mayo de ese mismo año.
El libro “Acercamiento al Himno Nacional Dominicano: sinopsis didáctica” Obra de los destacados escritores Arístides Inchaustegui y Blanca Delgado Malagón, editada por el Banco de Reservas de la República Dominicana en 1997, nos expresa, “(…) José Reyes declaró en una ocasión que habiendo llegado a sus manos el himno nacional Argentino publicado en el periódico parisino El Americano, sintió el deseo de hacer una composición análoga para su país y con tal motivo, en 1883 invito a su amigo Emilio Prud’Homme, a que escribiera un himno a la patria, para él ponerle la música”. Nos siguen contando Incháustegui y Malagón: “(…) Prud’Homme, comentaba de José Reyes que su gran aspiración, su doble sueño patriota y artista era componer un himno que les llegara al corazón a sus compatriotas y avivara cada vez más en ellos el sentimiento de la nacionalidad, para que amaran intensamente su suelo, su cielo, sus montañas, sus ríos, su hogar nativo, sus glorias nacionales, sus libertades, su independencia, su integridad y su honor nacional…”
Es oportuno recordar, que dentro de las innumerables actividades del Mes de la patria 2025, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias conjuntamente con el Imposdom, realizaron la emisión especial del sello postal sobre nuestro canto patriótico, en un escenario tricolor y acogedor como la Casa de la Moneda, en la zona colonial, Juan Pablo Uribe exclamó: “Realizamos hoy, un homenaje a la identidad dominicana y de mucha importancia para el país, como es el himno nacional”. Además, expresando con altiva voz espartana las letras invariables, únicas y eternas de nuestro poema cantado, que inmortalizaran José Reyes y Emilio Prud’Homme.
Finalmente, queremos repetir, como la noche del 17 de agosto de 1883, cuando nace del vientre de la patria nuestro himno nacional. Como el 27 de febrero de 1884 cuando en el carro triunfal, al compás de la banda sonora patriótica, eran trasladados los restos del padre de la patria Juan Pablo Duarte y Díez, como ayer, en las grandes gestas bélicas de nuestro país. Como hoy, en la defensa de la soberanía nacional, la integridad poblacional y territorial como lo hace el presidente Luis Abinader, defendiendo nuestra identidad nacional, que es y será siempre la dominicana. Como mañana, sin dobleces, con fe y determinación. Por eso, con el compromiso duartiano, reiteramos la vigencia en el espacio, tiempo y corazón, para la eternidad, la melodía acústica de nuestras armas, garantía de la dominicanidad: Quisqueyanos valientes, alcemos; nuestro canto con viva emoción; y del mundo a la faz ostentemos; nuestro invicto glorioso pendón. ¡Salve! El pueblo que intrépido y fuerte; a la guerra a morir se lanzó; cuando en bélico reto de muerte; sus cadenas de esclavo rompió. Ningún pueblo ser libre merece; si es esclavo indolente y servil; si en su pecho la llama no crece; que templó el heroísmo viril. Mas Quisqueya la indómita y brava; siempre altiva la frente alzará; que si fuere mil veces esclava; otras tantas ser libre sabrá.
LIC. JUAN ALBERTO MICHEL G.
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