Santo Domingo.– Un estudio científico ha generado debate desde hace dos décadas al plantear que el semen podría tener propiedades antidepresivas en mujeres. La investigación, publicada en la revista Archives of Sexual Behavior en 2002, sostiene que las mujeres sexualmente activas que mantenían relaciones sin preservativo presentaban menos síntomas de depresión que aquellas que usaban condón o no tenían actividad sexual.

Según los autores, este hallazgo se relaciona con la absorción vaginal de sustancias presentes en el semen, como estrógenos, prostaglandinas, oxitocina, serotonina y melatonina, que están vinculadas con la regulación del estado de ánimo.

La evidencia científica

El psicólogo Gordon G. Gallup Jr., de la Universidad de Albany, encuestó a 293 mujeres y encontró que el uso del condón parecía influir en el nivel de síntomas depresivos. Además, entre quienes usaban preservativo, la depresión aumentaba con el tiempo transcurrido desde la última relación sexual.

No obstante, expertos advierten que estos resultados son preliminares y no deben interpretarse como una recomendación para abandonar métodos de protección. De hecho, portales médicos como MedicineNet y News-Medical destacan que, aunque el semen contiene compuestos con potencial efecto sobre el ánimo, las investigaciones son limitadas y no concluyentes.

Los riesgos a considerar

Especialistas en salud sexual recuerdan que mantener relaciones sin protección expone a infecciones de transmisión sexual (ITS), embarazos no planificados y, en algunos casos, reacciones alérgicas conocidas como hipersensibilidad al plasma seminal.

“Hablar del semen como antidepresivo puede ser llamativo, pero no es un sustituto de los tratamientos médicos convencionales contra la depresión, como la terapia psicológica y la medicación supervisada por profesionales”, advierten fuentes de divulgación como Intimina y AlloHealth.

Un debate abierto

Aunque la teoría ha despertado curiosidad, el consenso médico insiste en que la depresión es una condición seria que requiere atención especializada. El tema del semen como posible modulador del estado de ánimo sigue siendo objeto de investigación y debate, pero aún no existe suficiente respaldo científico para considerarlo un tratamiento.