Este mediodía se cumple el plazo de 72 horas que dieron los miembros de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) al presidente Daniel Ortega, para entablar un diálogo nacional que resuelva la crisis que se vive en ese país centroamericano.
Las perspectivas de éxito siguen siendo inciertas luego que el domingo, luego de 26 días de iniciada la crisis y decenas de víctimas mortales de la violencia, los nicaragüenses volvieron a salir a las calles de Masaya para manifestarse contra Ortega y la feroz represión del sábado en esa ciudad, que dejó un muerto y 150 heridos, según la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH).
Los obispos demandaron el viernes a Ortega que previo al diálogo permita el ingreso de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cesar la represión, retirar a grupos paramilitares y no obligar a empleados públicos a acudir a manifestaciones partidarias.
El exdiplomático y opositor Mauricio Díaz dijo a la AFP que Ortega respondió con una carta «llena de ambigüedades donde no hay un compromiso de cumplir» con las demandas y por el contrario arreció la represión entre viernes y sábado.
«Diálogo nació muerto»
El obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, miembro de la comisión que prepara el diálogo, escribió en Twitter que el secretario de la CIDH, ha dicho que no han recibido la anuencia del gobierno para venir a Nicaragua.
Empresarios y sociedad civil enviaron el domingo una carta a la CIDH solicitando su presencia «con carácter de urgencia» para que conduzca una investigación, evaluación y diagnóstico en el terreno sobre denuncias de violencia, persecución, represión y muertes durante las protestas.
El Centro Carter, que envió a un equipo al país, llamó el sábado a Ortega, a través de Twitter, a detener la violencia y la represión y «demostrar buena voluntad de ir al diálogo”.
En este escenario el Ejército instó en la medianoche del sábado a «detener la violencia y otras acciones desestabilizadoras», y se declaró a favor del diálogo con mediación de la iglesia católica.
El rector de la Universidad Americana (UAM), Ernesto Medina, dijo que “al diálogo hay que darle hasta el último momento, porque cualquier otra alternativa sería costosa y dolorosa para Nicaragua”, según lo citó el periódico La Prensa.
“Lo más sensato es esperar que se cumpla el plazo, aunque todos estamos claros que las señales que se han dado a partir de que los obispos dieron esa declaración, ha sido sumamente negativa”, dijo Medina, en alusión a recrudecimiento de la represión de las fuerzas paramilitares.
Mientras tanto, otras organizaciones, como la Academia Nicargüense de Ciencias Jurídicas y la Academia de Ciencias de Nicaragua exigieron la renuncia del gobierno “por haber demostrado su incapacidad para gobernar”.
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