Los sobrevivientes del peor desastre natural que ha golpeado a España en este siglo despertaron el jueves ante escenas de devastación después de que varias poblaciones fueran arrasadas por monstruosas inundaciones repentinas que se cobraron al menos 95 vidas.
La cifra de muertos podría aumentar a medida que continuaban los esfuerzos de búsqueda. Las autoridades retiraban cuerpos de vehículos y aún había un número desconocido de personas desaparecidas.
“Desafortunadamente hay personas en algunos de esos vehículos fallecidas”, dijo el ministro español de Transportes, Óscar Puente, en referencia a cientos de autos y camiones varados en carreteras teñidas de marrón por el lodo.
El paisaje posterior mostraba un sombrío parecido con los daños provocados por un fuerte huracán o tsunami.
Vehículos destrozados, ramas de árboles, tendidos eléctricos caídos y enseres cubiertos de lodo cubrían las calles de Barrio de la Torre, un suburbio de Valencia y que era una de las docenas de poblaciones afectadas en la maltrecha Comunidad Valenciana, donde murieron 92 personas entre el martes por la tarde y la mañana del miércoles.
Muros de agua que bajaban a toda velocidad transformaron calles estrechas en trampas mortales y generaron torrentes que rompieron los pisos bajos de las casas y arrastraron coches, personas y cualquier otra cosa en su camino. Derribaron puentes y dejaron carreteras irreconocibles.
“El barrio está destrozado, están todos los coches uno encima de otro, está reventado literalmente”, dijo Christian Viena, un dueño de bar en el pueblo valenciano de Barrio de la Torre.
Las autoridades regionales dijeron el miércoles por la noche que parecía que no quedaba nadie varado en tejados o en coches necesitados de rescate después de que rescatistas con helicópteros salvaran a unas 70 personas. Pero equipos terrestres y ciudadanos seguían inspeccionando vehículos y hogares dañados por el embate del agua.
Más de mil soldados de la Unidad Militar de Emergencias se sumaron a los trabajadores de emergencias regionales y locales en la búsqueda de cuerpos y sobrevivientes. La ministra de Defensa dijo que sólo los soldados habían recuperado 22 cuerpos y rescatado a 110 personas para el miércoles por la noche.
Los soldados buscaban casa por casa, indicó el jueves Ángel Martínez, oficial de la UME, a la emisora nacional de radio RNE desde el pueblo de Utiel, donde al menos seis personas murieron.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se dirigía a la región para presenciar la destrucción de primera mano mientras la nación comenzaba un período oficial de luto de tres días.
Miles de personas se quedaron sin agua y electricidad y cientos quedaron varados después de que sus coches quedaran destrozados o las carreteras bloqueadas. La región permanecía parcialmente aislada con varias carreteras cortadas y líneas de tren interrumpidas, incluido el servicio de alta velocidad a Madrid, que según las autoridades tardaría varios días en repararse.
Aunque la Comunidad Valenciana recibió la peor parte de la tormenta, se reportaron otras dos víctimas en la vecina región de Castilla La Mancha. Se registró otra muerte en Andalucía del sur.
El mayor sufrimiento humano y material concentró en docenas de municipios cerca de la ciudad de Valencia, pero las tormentas también desataron su furia sobre amplias extensiones de la costa sur y este de la península Ibérica. Los cortes de agua corriente se extendían al suroeste hasta en la localidad de Málaga, Andalucía, donde un tren de alta velocidad descarriló el martes por la noche aunque ninguno de los casi 300 pasajeros resultó herido.
Los invernaderos y campos de cultivo en todo el arco sur de España, conocido como la huerta de Europa por sus exportaciones, también sufrieron daños por lluvias intensas, inundaciones y vientos. Las tormentas generaron un inusual tornado en Valencia y una tormenta de granizo que perforó agujeros en coches en Andalucía.
El tiempo dio algo de alivio en las áreas más afectadas el miércoles, cuando dejó de llover. Pero las precipitaciones intensas continuaron el jueves más al norte y la agencia meteorológica española emitió una alerta roja para varios condados en Castellón, la provincia más al norte de la región de Valencia, y una alerta naranja para el sur de Tarragona, en el noreste de Cataluña, y la costa oeste de Cádiz, en el suroeste.
La costa mediterránea española suele sufrir tormentas de otoño que pueden causar inundaciones. Pero estas fueron las inundaciones repentinas más graves que se recuerdan en tiempos recientes. Los científicos lo vinculan al cambio climático, que también está detrás de las temperaturas cada vez más altas y las sequías en España y el calentamiento del mar Mediterráneo.
La violencia del evento meteorológico sorprendió a las autoridades regionales. La Agencia Estatal de Meteorología, Aemet, dijo que en el pueblo valenciano de Chiva llovió más en ocho horas que en los 20 meses anteriores, y calificó el aguacero de “extraordinario”.
Sin embargo, la relativa calma del día siguiente también dio tiempo para reflexionar y cuestionar si las autoridades podrían haber hecho más para salvar vidas. El gobierno regional valenciano ha sido criticado por no enviar alertas de inundación a los celulares de la población hasta las 8:00 de la tarde del martes, cuando las inundaciones ya habían comenzado en algunas partes y mucho después de que Aemet emitiera una alerta roja por lluvias intensas.
Andreu Salom, alcalde del pueblo valenciano de L’Alcudia, dijo a la cadena estatal RTVE que su pueblo había perdido al menos a dos residentes, una hija y su madre anciana que vivían juntas, y que la policía aún buscaba al camionero desaparecido. El alcalde dijo que no tenían noticias de que el río pudiera desbordarse, algo que había ocurrido a las 6 de la tarde.
“Yo mismo me dirigía a ver en ese momento el nivel de del río, porque no tenía ninguna información”, dijo Salom. “Con la patrulla de la policía local nos dirigíamos a comprobar el nivel del río cuando tuvimos que dar media vuelta porque ya como un tsunami de agua, barro, cañas, suciedad, entraba ya dentro de la población”.
Mari Carmen Pérez dijo por teléfono desde su hogar arrasado en Barrio de la Torre que su teléfono vibró con la alerta de inundación después de que el agua ya hubiera abierto a la fuerza la puerta de entrada e inundado su sala, cocina y baño.
Carlos Mazón, presidente regional de Valencia, defendió la gestión de la crisis de su gobierno, y dijo que sus funcionarios habían seguido los protocolos.
AP
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